Pues
resulta que el candidato a la alcaldía de Granada más conocido en España lo es
por haber perdido la cabeza; pero ahí sigue, tan contento, aunque continúe
convencido, como Cesare Lombroso –criminólogo y médico del siglo XIX-, de que
en la fisonomía podemos encontrar las virtudes del político y tal vez –como
aseguraba el italiano- del delincuente. Mientras, dada la confusión
programática, entre una ciudad “grande” o “elegida” o, tal vez, francamente
jodida, hay quien busca al mejor alcalde granadino del siglo XX. ¿Se habrá
sentado en el banquillo de los investigados? ¿Habrá concedido licencias a
cambio de pisos? ¿Se habrá construido un piso a base de conceder licencias? ¿Dispondrá
de 522.000 euros para afrontar la multa que pueda pedirle la fiscalía por
prevaricación y tráfico de influencias? ¿Tendría asimetrías craneales, orejas
puntiagudas, pronunciados arcos superciliares? Como terapia del delito, Cesare
Lombroso prescribía: “En realidad, para los criminales natos adultos no hay
muchos remedios: es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos
de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna
demasiado peligrosos”. No sé yo. ¿Cómo impedir que se presenten a las
elecciones municipales? Atendiendo a su pasado inmediato, algunos deberían
recorrer para atrás el paso de peatones hacia el consistorio, pero se ve que no
tienen vergüenza. ¿Quién la necesita para gobernar? Al menos, tres de los
candidatos y candidata a la alcaldía de Granada tienen entre sus propósitos
acabar con la corrupción en el Ayuntamiento. ¿Alguien puede negarla? Únicamente
quien haya podido beneficiarse de ella, aunque sólo sea para convertirse en
candidato, mientras sus compañeros de bancada van desfilando hacia el juzgado. Esta
semana la campaña ha comenzado con la pegada de carteles de los partidos, que
ya resulta bastante ridícula desde el punto de vista ecológico y mediático,
salvo para Vox, que ha tenido que optar por el boca a boca, como explicaba
Onofre Miralles –lo mejor que tiene este partido- después de la decisión de la
Junta Electoral. ¿Podríamos hacer un intercambio de cromos en las candidaturas?
Si Cesare Lombroso levantase la cabeza, lo mismo no le duraba mucho sobre los
hombros. ¿Qué se pierde primero, la cartera o esa parte del cuerpo humano que
se cree responsable de todas las demás partes? Tratándose de Granada, y sin
necesidad de ningún estudio pseudocientífico, tenemos bastantes papeletas para
que nos la roben. Y si no es de primeras, ya quedarán un par de candidatos en
algún asador para ofrecerle la suya el uno al otro en bandeja. Pero ¡qué gran
cabeza!
IDEAL (La Cerradura),
12/05/2019
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