La
ciudad es algo más que nuevos corredores verdes, otro anillo para la
circunvalación, una tasa turística o un lavado de cara de los barrios. La
ciudad son las personas y, sobre todo, los jóvenes, que estudiando en Granada y
en una de las mejores universidades de España, tendrán que hacer las maletas
para emigrar, mientras su lugar en la sociedad local será ocupado por
inmigrantes menos cualificados, pero dispuestos a alimentarse de las
migajas-desechos de esta ciudad. Así, nuestros jóvenes estudian en un paraíso
universitario que, sin embargo, no puede garantizarles una vida digna. Son
dignos mientas hacen su carrera, pero luego son mano de obra tan barata que no
podrán pagar un alquiler, ser independientes, desarrollarse en un mundo hecho
para adultos egoístas. ¿Quién habla de los jóvenes en esta campaña? Al parecer,
el perfil del votante decisivo en una ciudad tan conservadora como la nuestra
ronda los 60 años, y quizá por eso a ellos dirijan sus mensajes los partidos
que miran más al pasado que al futuro, como el PP, Cs y Vox que, juntos,
sumaron más votos que el resto de los partidos en las pasadas elecciones
generales. Sin embargo, muchos jóvenes no se molestarán en votar. “No creo en
las propuestas de los partidos”, “la política no me interesa”, suelen
contestar. Pero hay una gran mayoría que sí va a votar. Lo hicieron en las
pasadas elecciones generales, y yo los vi haciendo cola durante horas en las
oficinas para el voto por correo. Espero que también lo hagan en las
municipales. Porque Granada es una ciudad de la que uno siempre se quiere ir y
a la que siempre se quiere volver. Como en el poema de Kavafis. “Dices: Iré a
otra tierra, hacia otro mar/, y una ciudad mejor con certeza hallaré./ Pues
cada esfuerzo mío es aquí un fracaso/ y sepultado está mi corazón”. Y luego:
“No hallarás otra tierra ni otro mar./ La ciudad ha de ir siempre en pos de ti.
En las mismas callejas/ errarás. En los mismos suburbios llegará tu vejez./(…)
Pues la ciudad te espera siempre. Otra no busques”. Ojalá pueda seguir siendo
la ciudad de nuestros jóvenes. Para ello, los programas de los partidos deben
llenarse de proyectos que tengan más que ver con las personas y menos con las
obras públicas. Y para que nuestros políticos no tengan que decir también los
dos últimos versos del poema de Kavafis: “En todo el universo destruiste cuanto
has destruido/ en esta angosta esquina de la tierra”.
IDEAL (La
Cerradura), 19/05/2019
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