domingo, 17 de noviembre de 2019

El abrazo


La percepción que tienen buena parte de los españoles de la actualidad política quedó perfectamente expresada por la exclamación de los periodistas que asistieron en el Palacio de la Moncloa al abrazo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, una pareja de hecho que había pasado por un matrimonio interruptus y una separación con pesadillas incluidas, que al parecer son compartidas por algunos dirigentes socialistas, que ahora sí que es verdad que no podrán dormir por las noches, a pesar de su dorada jubilación, avalada por el IBEX 35, que esta semana ha caído en picado. “¡Oh!”, gritarán una y otra vez en la oscuridad, empapados en sudores fríos. Los que parecen recorrer la península desde la frontera de los Pirineos a Granada, donde aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid le han pedido a Luis Salvador que deje la alcaldía tanto el PSOE como ¡sus socios del PP! ¿O habrá sido únicamente Sebastián Pérez? Pero es que claro, la gente tiene que echar manos de la aritmética, porque lo que es principios, no tiene. 2+2… 120+35… Y el IBEX sigue cayendo, que para el caso lo que importa es en qué sillón se sientan algunos, ya sea en el pleno del Ayuntamiento o en el Congreso de los Diputados. Según un mensaje que circulaba esta semana por las redes sociales, el historiador Antony Beevor supuestamente alertaba de todos los males que asolan España: desenterrar a Franco, la fractura del Estado, el peligro de la inmigración... La realidad es que Beevor pensaba –como yo- que había que haber dejado el Valle de los Caídos como estaba para enseñar el horror de la arquitectura fascista, aunque no estaba tan seguro del traslado de los cuerpos, teniendo en cuenta el respeto a las víctimas del dictador. Pero lo que tiene claro es que no debe reescribirse la historia con los valores del presente. Sin embargo, en tiempos de incertidumbre, hay quien se aferra al pasado, y ahí tenemos a Vox, que es quien más se beneficia de –y distribuye- los miedos que implican estos mensajes apócrifos. Aparte de la tercera edad franquista, claro, aferrada firmemente a su sillón como nuestros políticos, aunque en este caso de lo que tiene miedo es de encontrarse a esos mismos políticos por la calle. Puestos a elegir, entre tantas barricadas, terrores y mensajes apocalípticos, más valen unos cuantos abrazos, incluso con Oriol Junqueras en la cárcel. Todo sea para construir, que no para destruir esto –nación, país, quimera, locura a veces- que llamamos España.
IDEAL (La Cerradura), 17/11/2019

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