lunes, 14 de marzo de 2022

Brigadistas

La información sobre la guerra de Ucrania se ha convertido en una telenovela trágica. Analistas y medios se afanan en informarnos al minuto de la evolución de las batallas y sus consecuencias. Los titulares sensatos y sensacionalistas se mezclan, y no da tiempo a asimilar tantas malas noticias. Entonces llegan los héroes, y nos cuentan que hasta 20.000 voluntarios de los países occidentales han respondido a la llamada del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para formar una brigada internacional que combatirá al dictador ruso y que recuerda a la brigada internacional que combatió junto a la República en la Guerra Civil española. ¡Somos brigadistas! Pero estamos en el siglo XXI, y la influencia del universo Marvel se deja notar en el discurso de algunos periodistas, que nos cuentan que “Wali”, “el francotirador canadiense más temido”, se ha unido a la batalla. ¿Terminarán contándonos que los servicios secretos de los gobiernos de la OTAN están buscando las gemas del infinito para acabar con el megavillano Thanos (una caricatura de Putin)? Volodímir Zelenski, sin embargo, es un héroe de verdad, un actor que ha descubierto que tenía que interpretar un papel fundamental, probablemente para el que llevaba preparándose toda la vida, y que despierta simpatía y solidaridad, aunque no tanta para que se admita inmediatamente a Ucrania en la Unión Europea. Incluso Anonymous se ha unido a la ciberguerra. Una organización en la que nadie sabe quién es quién y en la que podríamos estar integrados todos los que manejamos un ordenador o tenemos una cuenta de Twitter. Cada uno batalla a su manera, y en las redes sociales partidos y ciudadanos se cruzan reproches sobre la hipocresía y el cinismo de esta guerra y por qué no nos hemos preocupado por otras en Oriente Medio o África. La respuesta es obvia. Somos europeos, y esta guerra ya está llegando a nuestras casas con los miles de ucranianos que estamos acogiendo. Nos afecta por mucho que seamos pacifistas y nos manifestemos en contra, porque se pierde el derecho a decidir sobre la propia vida y la de los demás. Es lo que más tememos: perder los derechos y libertades a los que estábamos tan acostumbrados y que no valorábamos tanto como ahora. Algo tan simple como dar un paseo, leer un libro o ver una película, disponer de un techo y un plato de comida. Vamos a tener que luchar por eso. Europa se rearma mientras nos avisan de que hay que recortar el consumo de energía. Nos han convertido en brigadistas.

IDEAL (La Cerradura), 13/03/2022

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