Los
teléfonos móviles saben mejor que nosotros mismos quiénes somos. Nada hay más
desasosegante que cuando el aparato te dice: “Su huella digital no coincide”.
¿Cómo? Durante la noche debemos habernos transformado, siendo suplantados por
un ser que tiene nuevas huellas dactilares. El otro, el que éramos, vaga ya por
el espacio con nuestra identidad antigua, con unas huellas dactilares que le
funcionan y le abren todas las puertas. ¿Y qué será del que somos ahora, que no
es nadie? Vivir sin teléfono y sin redes sociales nos da un pánico horroroso,
pues no tenemos a quien nos diga quiénes somos. Sin embargo, como explicaba el
escritor argentino Hernán Casciari en una charla, si siempre hubieran existido
los teléfonos móviles no se habrían escrito las grandes obras de la literatura
universal. Romeo y Julieta hubieran resuelto sus problemas con una llamada
telefónica, por lo que nadie hubiera terminado suicidándose. Un mensaje de
WhatsApp habría bastado para salvar la vida de la abuela de Caperucita, ¿y cómo
iban a perderse Hansel y Gretel en el bosque si podían llamar a su padre por
teléfono? Con un móvil, Penélope no hubiera esperado tampoco con incertidumbre
la llegada del viajero Ulises. ¿Hubo una vida antes de los smartphones? No
podemos terminar ninguna tarea sin que nos interrumpa un mensaje, una alarma,
otra llamada. Si no le hacemos una foto al amigo con el que nos tomamos una cerveza
y se la mandamos inmediatamente a otro amigo para que se ría de nuestra pinta,
no existen la cerveza, ni la tapa, ni el amigo. Somos el otro, el que camina
con un móvil en el bolsillo que guarda nuestras fotos. Y, sin embargo, las
redes sociales y los teléfonos también salvan vidas, y sirven para desmontar
las mentiras de dictadores sanguinarios como Putin, que cree engañar a la
población. Los ucranianos pueden mantenerse en contacto entre ellos, y grabar
vídeos para que el mundo sepa lo que está ocurriendo, a pesar de la propaganda.
Y el gobierno ucraniano difunde vídeos de cadáveres de soldados rusos y tanques
abandonados para que las madres rusas vean cómo mueren sus hijos y aumentar la
oposición interna al dictador. Pero incluso en esos momentos tenemos una
sensación de irrealidad, viendo desde una prudente distancia los bombardeos y
los edificios destruidos. La Unión Europea acogerá a un millón de refugiados
que nos hablarán de la terrible realidad. “Somos como vosotros”, dijo Volodímir
Zelenski ante el Parlamento Europeo. Pero ¿sabemos quiénes son los otros y quiénes
somos nosotros?
IDEAL (La Cerradura), 6/03/2022
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