lunes, 3 de julio de 2023

Celuloide

En una sociedad en la que los candidatos a la presidencia del Gobierno dan más explicaciones en un programa de televisión como "El Hormiguero" que en el Congreso, no debe extrañarnos que, en Granada, una banda de estafadores haya engañado a una vecina haciéndose pasar por Brad Pitt. ¿Qué puede ser mejor que casarnos con nuestro personaje preferido? No con el actor de carne y hueso, por supuesto, sino con el Aquiles de “Troya”, pongamos por caso, mejor que con el cazador de nazis de “Malditos bastardos”. La confusión entre realidad e irrealidad es algo común entre nuestros políticos, que empiezan actuando y terminan convirtiéndose en un personaje, a veces nacido de su propia imaginación y otras de la de su partido. Por eso nunca mienten, sino que cambian de opinión para adaptarse a las circunstancias. Le pasó a Pedro Sánchez antes de verse obligado a pactar con Podemos, pero también les ocurre a los candidatos del PP con Vox en comunidades autónomas como Valencia, Islas Baleares o Extremadura, pues a la hora de la verdad no se trata de los principios personales ni del partido, sino de cuotas de poder. Y es que la verdad parece haber desaparecido no sólo de nuestro pensamiento, sino de nuestro vocabulario, y una vez convertida en máxima universal que una imagen vale más que mil palabras, lo único decisivo es lo que aparezca en nuestra cuenta de Instagram, aunque se trate de una fotografía retocada con Photoshop. Nada es más importante que unos glúteos perfectos o unas abdominales como las que lucía Brad Pitt comandando a los aqueos, y ésa es otra explicación de por qué algunos de los aspirantes al Gobierno dedican más tiempo a hacer flexiones que al estudio de la economía o los idiomas. Total, si para eso ya tenemos a los asesores y a los intérpretes. ¿Veremos pronto a especialistas en la política? En uno de los papeles que más me gustan de Brad Pitt, en la película “Érase una vez en Hollywood”, de Quentin Tarantino, el actor interpreta precisamente a un especialista capaz de cambiar la historia y evitar en la ficción la muerte real de Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski. Porque van a necesitar desdoblarse entre mítines, entrevistas y programas de televisión. Luego llegará la realidad del 23 de julio, donde se encontrarán con los electores y consigo mismos. No sé si un programa electoral equivale a una promesa de matrimonio, pero habrá actores y actrices en el próximo Parlamento. Verdaderas estrellas de celuloide.

IDEAL (La Cerradura), 2/07/2023

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