La
falta de imaginación política lleva a convertir las ciudades en parques de
atracciones donde exprimir el dominio público y cobrar una entrada por su
utilización, como puede ocurrir con la Plaza de España en Sevilla o con el
Paseo de los Tristes en Granada, y no quiero dar ideas. Vivimos en la
superficie de la realidad, mediática y cambiante, y a falta de una oferta
cultural sólida, lucimos el pétreo patrimonio, que mirar y admirar, aunque haya
quien opte por irse de tapas. En Granada se ha disparado el precio de los
alquileres, pues los propietarios, convencidos de su papel en FITUR, prefieren
a los turistas que a los estudiantes, y se trata de sacarle el máximo partido a
la inversión inmobiliaria. Las comunidades autónomas y los ayuntamientos,
convertidos en promotores del ocio, quieren hacer lo mismo, sólo que como
administraciones cobran tributos sobre los establecimientos turísticos o nuevas
tasas por la prestación de servicios o el aprovechamiento del dominio público. Así,
el vecino que vivía en el centro opta por irse, ya que no puede pasear
tranquilamente por las calles y plazas del que era su barrio. Benditos pueblos
del área metropolitana, donde todavía se contempla la vida con algo de relajación
(cuando no celebra el consistorio todas las fiestas del santoral) y no se
respira la contaminación que ya empieza a asfixiar en Granada. Sería mucho más
consecuente aspirar a la capitalidad turística que a la cultural. Las ciudades
andaluzas no parecen pensar en otra cosa. Además del festival de cine, en Málaga
se ha inaugurado este fin de semana la temporada de playa, que gracias al
cambio climático ya dura ocho meses, desde el mes de marzo a septiembre
incluidos. Nuestros sueños se han convertido en pesadillas y pronto viviremos
en un verano perpetuo. ¡Vacaciones! ¿Quién va a trabajar? Por mucha
inteligencia artificial que haya siempre harán falta camareros y cocineros, que
ya se aprecian mucho más que los doctores en Filosofía o en Derecho. ¿De qué
nos sirven las instituciones culturales o los museos si no es para colocar a
alguien del partido? Si Lorca levantara la cabeza de su tumba (si es que se
encuentra), quizá en vez de una pluma enarbolara un lanzallamas para purificar
todas las instituciones que llevan su nombre y que confunden la cultura con la
política. Ay, las instituciones. Se pone al frente a un títere, se cobra una
entrada y pelillos a la mar. A fin de cuentas, ya podemos bañarnos hasta el
invierno que viene, que será todavía más corto.
IDEAL (La Cerradura), 3/04/2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario