Paradójicamente, a vivir al día se aprende con el tiempo, cuando la
mayor parte de tu vida se ha consumido y alcanzas lo que llaman madurez, que ya
suena a despedida. Vive cada día como si fuera el último, decía el filósofo,
que parece más fácil que predecir el tiempo atmosférico y hacer los pronósticos
que muchos siguieron para planificar las vacaciones de la Semana Santa, que ya
se va. Casi no nos hemos dado cuenta y estamos revisando los compromisos de la
agenda. Los que planearon salir en procesión y no pudieron cuentan los días
para el año que viene, si es que llega. Los hosteleros echan también cuentas,
los chiringuitos que no abrieron, los hoteles que tuvieron que cancelar
reservas. Pero se han llenado un poco los embalses. Bendita lluvia. Y ahora que
volvemos a trabajar hará un sol radiante. ¿Qué más se puede pedir? Por pedir,
los ayuntamientos quieren cobrarles una tasa a los turistas, que tendrá más
bien la forma de un impuesto que aprobará la Junta de Andalucía, como ya
hicieron Cataluña y Baleares. Hay que pagar la limpieza y otros servicios
públicos para que en las calles de Granada se puedan cantar saetas. Y si lo
cobran todos los dueños de establecimientos que alojan a los visitantes, sean
empresarios o no, podría servir asimismo para regular el alquiler de pisos
turísticos, que está cambiando el carácter de la ciudad. El carácter es
destino, decía también el filósofo, y tal vez vivir al día forme parte del
carácter granadino. Pero no estaría mal pensar a largo plazo, para variar, pues
la vida de las ciudades suele ser más larga que la de sus habitantes. ¿Tendrá
tiempo la alcaldesa, Marifrán Carazo, para charlar con Juanma Moreno? De la
Escuela de Salud Pública, por ejemplo, de la gestión de la Alhambra y Sierra
Nevada, del respeto al Parque de las Ciencias, a la UGR, al Patronato y a la
Fundación García Lorca, de invertir y pensar más en Granada, vamos, y no tanto
en Málaga y Sevilla, que a fin de cuentas no tienen arreglo, pues allí no hay
más que malagueños y sevillanos, que saben poco de la malafollá. Aunque, para
malafollá, la del tiempo. Quizá habría que crear una oficina de la verdad
meteorológica para medir el tiempo atmosférico y el político, y esta sí podría
tener sede en las ocho provincias andaluzas. Seguro que entre los militantes
del partido hay candidatos para hacer cabañuelas. Mientras tanto, sólo nos
queda esperar el próximo Domingo de Ramos.
IDEAL (La Cerradura), 31/03/2024
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