domingo, 10 de enero de 2016

Rue del Percebe

Pues parece que España no se ha ido al carajo con el comienzo del año, a pesar de nuestra clase política. Aunque escuchando a Artur Mas y compañía, uno cree vivir en un ente más pequeño incluso que una república independiente, no sé si la república de tu casa, que está situada en el número 13, Rue del Percebe. Aquí, los bajos del edificio son okupados por alternativos que se niegan a llevar carteras porque prefieren mochilas, una chorrada que ni siquiera es demagógica, sino que parece sacada de una campaña de Benetton, donde todos llevan el ego colgado del hombro. Va a resultar que Pablo Iglesias es más pijo que Rajoy, que no le hace ya feos a nadie ni a nada. Todo lo contrario que Pedro Sánchez, que se ha ido a Portugal a buscar la comprensión que no encuentra en su partido. Porque si se va Sevilla no es que pierda su silla, sino que no vuelve. ¿Por qué no le cambia Susana la suya? ¿Podría ir Andalucía peor? ¿Y España mejor? Todos los días nos levantamos con la misma monserga sobre las nuevas elecciones, aquí o en Cataluña, que es también aquí. Es como en el chiste, donde la mamá le contesta al niño después de que éste le haya dicho las notas y pedido que prepare a papá: “Papá preparado. Prepárate tú”. Y es que me pregunto si a estos candidatos va a volver a votarlos alguien. Si en España hay nuevas elecciones, lo único que va a subir es la abstención. Exactamente igual que en Cataluña, donde buena parte de la población hace tiempo que se independizó de sus presuntos políticos, pero probados corruptos. Recuerdo que en el cómic de Ibáñez nunca funcionaba el ascensor, como aquí no termina de funcionar el sistema democrático, porque como en el famoso edificio los ladrones se encuentran en la azotea, y la portera trata siempre de vender por medio de engaños algún apartamento, que en la realidad la peña se lo hace en Marbella sin tantos remilgos. A mí me gustaba Manolo, el pintor, que vivía en la buhardilla acosado por sus acreedores, como los ayuntamientos andaluces, que, según la ciudad, son como una especie de Ceferino Raffles, quien no puede dejar de robar cosas inútiles. ¿Y quién será el científico loco del segundo piso, especializado en crear monstruos, no como los sueños de Goya, sino como las pesadillas de Lorca con el centro que lleva su nombre? Quizá haríamos bien en mudarnos. Por lo que pueda pasar.

IDEAL (La Cerradura), 10/01/2016

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