España, Moldavia y Kosovo son los tres
países más corruptos de Europa y Asia Central, según denuncia Transparencia
Internacional. ¿Se sonrojará alguien en el Gobierno? Los que se sonrojan son el
67% de los españoles, que afirman que éste es el mayor mal del país, más
incluso que la pobreza, el paro, la muerte o Donald Trump. Uno podría tomárselo
a risa, pero el 42% despotrica también del Gobierno en ese aspecto, el mismo
gobierno de un partido que, sin embargo, obtuvo en las últimas elecciones el 33%
de los votos. Es decir, que la mayoría de los españoles votó al menos malo de
los candidatos, aun sospechando que podría ser corrupto, simplemente porque los
otros contendientes –Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera- eran aún
peores, esto es, pésimos. Si teníamos alguna duda al respecto, el CIS señala
que más de la mitad de los ciudadanos piensa que algunos miembros del
Parlamento, concejales de ayuntamientos y funcionarios públicos están envueltos
en algún caso de corrupción. ¿Cuántos ciudadanos estarán convencidos de este
hecho en Granada? Ahora que se va conociendo el sumario de la “Operación
Nazarí”, supongo que serán muchos, los mismos que, con una venda en los ojos
–no la de la Justicia- seguían votando a Torres Hurtado elecciones tras
elecciones. Quizá sea porque como señala el informe de Transparencia
Internacional, sólo el 1% de los ciudadanos denuncia estas malas prácticas
cuando las conoce y, según el 30%, esta falta de denuncias se debe al temor a
las represalias; por eso, el 80% está convencido de que, en España, no se
castiga a los corruptos. ¿Tendrá algo que ver la actitud de los propios ciudadanos
españoles, a los que este informe retrata como timoratos y resignados? En este
país, nuestra mayor tradición consiste en dejarnos llevar por nuestros
sentimientos o nuestra ideología en vez de por la razón, de ahí que nuestros
políticos estén tan acostumbrados a negar una y otra vez la realidad ante
cualquier denuncia a su partido y que buena parte de los votantes no cambie
nunca el sentido de su voto, aunque sus hijos no tengan trabajo y hayan
desahuciado a la vecina. Tal vez por la importancia que el enchufismo y las
redes clientelares siguen teniendo en los partidos tradicionales, que pretenden
tener marionetas en vez de diputados o votantes. Y así, en Granada leemos el
periódico como si se tratase de una novela negra, publicada por entregas. Es el
colmo de los aficionados al género: evadirse con la propia realidad. Porque pinta
black, black, black.
IDEAL
(La Cerradura), 20/11/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario