Cincuenta
y siete mil niños granadinos no se levantaron ayer con regalos de Reyes, según
informaba Ángeles Peñalver en IDEAL esta semana, quien ponía el ejemplo de
Khadija, vecina de La Chana con un sueldo de 400 euros y dos hijos de siete y
diez años. Pero lo que más me ha llamado la atención son los comentarios de
algunos lectores en la web del periódico. A una chica le extraña lo de Khadija,
“porque los musulmanes no celebran los Reyes”. Otro niega la mayor, pues afirma
que en Granada “no hay tantos niños”. Hay quien se queja de que entidades
españolas ayuden “a los árabes”, y quien asegura que la mujer “miente más que
habla”. No caen en la cuenta de que Khadija es granadina a todos los efectos
(lleva viviendo aquí diecisiete años), más allá de la religión que tenga, algo
a lo que no se hacía referencia en el artículo, al margen de su origen
marroquí. Pero en la imagen aparecía con velo, claro. Quizá les caiga mejor a
los internautas el indigente sevillano al que la policía ha requisado 18.650
euros en la Glorieta de Arabial, la placeta donde solía pernoctar, según
informaba Yenalia Huertas. Concretamente, 33 billetes de 500 euros, 42 de 50, 4
de 10 y 2 de 5, cuya procedencia no ha podido justificar el hombre de 32 años e
iniciales J. J. B, quien por lo visto tiene antecedentes por delitos de robo
con fuerza. ¿Será también una cuestión de religión o nacionalidad? Al miedo al
pobre le ha puesto nombre la filósofa Adela Cortina, que publicó en 2017 un
ensayo titulado “Aporofobia” (Paidós), la palabra del año según la Fundación
del Español Vigente y acuñada a partir de los términos griegos “áporos” (sin
recursos) y “fobia” (terror, pánico). Adela Cortina ha destacado que a los
inmigrantes y refugiados no se les rechaza por ser extranjeros, sino por
pobres, un miedo (a la pobreza) que ha calado entre la población en tiempos de
crisis económica. Porque a nadie le molesta que los ricos se gasten su dinero
en España, un país cuya mayor industria es el turismo, pero donde hay verdadero
pavor a que los pobres del mundo vengan “a quitarnos” el pan de nuestra mesa.
Una visión fomentada interesadamente desde posiciones políticas reaccionarias y
que se propaga por el páramo cultural en que se ha convertido Internet. Esto
también merece un nombre: “egofobia”. Porque, en el fondo, se trata de miedo a
lo peor de nosotros mismos. Y de una gran pobreza cultural.
IDEAL (La
Cerradura), 7/01/2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario