Mientras
los partidos políticos intercambian candidatos y sillones, los equipos de
fútbol intercambian jugadores. ¿Tributarán del mismo modo a Hacienda? Teniendo
en cuenta que en este país se equiparan las transmisiones patrimoniales a las
ideológicas, deberían pagar lo mismo. Porque si nos inventásemos un impuesto
cuyo hecho imponible fueran las mentiras de los candidatos, y pagadero
solidariamente por los partidos a los que representan, tendríamos superávit en
las arcas públicas. Sin embargo, el nivel de exigencia a políticos y jugadores
no es el mismo, aunque tanto política como fútbol sean juegos de errores. A los
primeros les pedimos que muestren su patrimonio y estén al día con Hacienda,
pero ¿y a los futbolistas? No deberían jugar con la selección española los que
tengan deudas tributarias. Porque los deportistas que representan al país en
las competiciones internacionales también deben ser ejemplares, o al menos
parecerlo, y más si reciben un salario público. Y esto vale para entrenadores,
directivos y cualquier cargo institucional. Países como Italia han bonificado
las rentas de los futbolistas extranjeros, y allá se ha ido corriendo Cristiano
Ronaldo, cuyo mayor reto futbolístico es ganar más dinero. ¿Estarían dispuestos
los deportistas de élite a pagar más impuestos? ¿Lo estarían las grandes
fortunas españolas? A pesar de Trump, algunos multimillonarios norteamericanos
como Liesel Pritzker Simmons, George Soros, Chris Hughes –cofundador de
Facebook– y Abigail Disney, quieren pagar más impuestos. “Es tiempo de que
nosotros, que hemos sido bendecidos con un inusual éxito financiero o
simplemente hemos tenido suerte, contribuyamos a un bien común y un futuro
común”, ha dicho Simmons. Eso es tener cultura democrática. Y pronunciamientos
parecidos se han escuchado en países como Francia y Alemania. ¿Y en España? Aquí,
por desconocimiento, se confunden los impuestos con el pago de una multa, y los
mal llamados liberales suelen despotricar de las medidas económicas que
supongan una mayor contribución de los ciudadanos al sostenimiento de los
gastos públicos. Pero tiene toda la lógica si se aplica el principio de
capacidad económica, recogido en la constitución, de la que nos sabemos al
dedillo los derechos, pero no los deberes: quien más gana, que contribuya más. Sin
embargo, la práctica habitual de los ricos españoles es sacar del país su
patrimonio para llevárselo a Andorra o a Portugal. Menudos fichajes. A
Cristiano Ronaldo se le atribuye esta frase: “¡Tu amor me hace fuerte, tu odio
me hace imparable!” No sé si la dijo después de declararse culpable de cuatro
delitos fiscales y pagar 19 millones de euros de multa a Hacienda.
IDEAL (La Cerradura, 7/07/2019)
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