Da
bastante grima comprobar cómo la ficción de los chascarrillos de cafetería es
superada por la realidad política. O quizá sea que la política es efectivamente
como se cuenta en las cafeterías. Y lo que se cuenta es que el alcalde del
Ayuntamiento de Granada, el presidente de la Diputación, otros políticos,
empresarios y hasta casi 80 personas se han ido de excursión a Nueva York.
Parece el argumento de una película de José Luis López Vázquez y Alfredo Landa
en el franquismo, “Préstame unas vacaciones”, o “Viaje a lo granaíno”; aunque
en pleno siglo XXI, en la misma semana en que Trump se dedica a poner aranceles
que perjudicarán las exportaciones de los agricultores de la provincia. Pero es
que claro, el 30% del viaje lo financia la Cámara de Comercio y el 70% los
fondos europeos, que deben de estar para el desarrollo local, regional y
turístico de la pandilla. ¿Cuántos millones de euros en contratos con
empresarios norteamericanos se van a traer de vuelta? Me imagino que alguno
pensó que iba a cruzarse por la calle con Donald Trump y que iba a lanzarlo al
estrellato, aunque terminara cantando la canción de Los Rebeldes: “Maldita sea
la hora en la que se me ocurrió abandonar mi casa por una ilusión… Hace más de
un año que busco la ocasión y aquí soy tan solo un español en Nueva York”. Y
los coros: “Un granaíno en Nueva York… Oh, oh, oh”. Y la canción termina: “Me
echaron a patadas del Harlem español”. Y todo con unas nuevas elecciones y una
crisis económica de fondo. En una sociedad felizmente amnésica y que puede irse
al garete, nuestros responsables públicos parecen más preocupados por
aprovechar sus prebendas antes de que por pacto o resultados electorales puedan
perderlas. “¡Aprovecha, que ya se las apañarán los que vengan!” Por eso van
engordando las deudas municipales, adelgazando la Seguridad Social, o
esquilmando el planeta. Si tus caprichos tienen que pagarlos los ciudadanos o
tus hijos es secundario, porque hay que ir a Nueva York, oh, oh, oh. “En Nueva
York, oh, oh, oh, en Nueva York, un granaíno en Nueva York”. Quizá aprendan
algo de la ciudad del pecado, que según Ambrose Bierce debería reprobar todo
diablo. También decía que Wall Street es una guarida de ladrones que sirve de
consuelo a los ladrones fracasados. Pero esto era un chascarrillo que el bueno
de Ambrose contaba mientras se tomaba un café. Y los chascarrillos, ya se sabe,
nada tienen que ver con la realidad.
IDEAL, 6/10/2019
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