lunes, 23 de marzo de 2020

El mundo de mañana


Las calamidades sacan lo mejor y lo peor del ser humano, y mientras parte de la población da todo lo que tiene –incluyendo la vida- por los demás, otros se dedican a sacar partido de la desgracia ajena, cuando no a poner de manifiesto en las redes sociales su estupidez congénita. Lo peor sobre el coronavirus ha sido escuchar las frases de quienes le quitan importancia diciendo: “Sólo mata a los viejos”, como si ellos no lo fueran, incluso esa pseudo modelo que afirmó (sic) que “estaba harta de encontrarse momias por la calle”. Ella sí que es una momia de solemnidad, como demuestran todas sus poses de descerebrada en Instagram. Un ser inhumano. Ante el Covid-19 todos somos viejos, pues no distingue entre edades, credos, ideas políticas o países. Quizá se trate de una protesta de la madre naturaleza, aliviada con que esta pausa obligada haya bajado los niveles de contaminación. Y acaso sirva también esta pandemia para que nuestros políticos se pongan de acuerdo en lo básico, y para que el BCE y las instituciones monetarias tomen medidas pensando por fin en los ciudadanos. ¿Hacía falta un coronavirus para eso? ¿Sólo prestamos atención a lo importante cuando está en riesgo nuestra vida? ¿No lo estaba antes? Cada día nos jugamos nuestra supervivencia, aunque sólo seamos conscientes de ello cuando sentimos el peligro cerca. Entonces aparece el santo o el diablo interior. En USA, además de las tonterías olímpicas de Donald Trump, el miedo al contagio ha llevado a la gente no sólo a acabar con el papel higiénico en los supermercados, sino a hacer largas colas en las armerías. “Ya tengo comida y papel higiénico, ahora toca armas y municiones. Hay que estar preparado”, dicen; porque ya imaginan a sus vecinos tratando de asaltar sus casas para robarles la comida o comérselos vivos. La incultura es la peor distopía. Los expertos afirman que después del virus el mundo no será igual. Habrá menos consumo y menos trabajo, aunque la riqueza seguirá en las manos de siempre. Según Santiago Niño Becerra, el trienio social será la renta básica, la marihuana legalizada y el ocio gratis. Es decir, la gente alimentada, drogada y entretenida, para que no se queje. Más o menos como estábamos antes. Y qué curioso que el virus haya llegado cuando se anunciaba el colapso económico. Los cambios serán ahora más rápidos. Y nosotros, con tal de llegar a viejos, entregaremos gustosamente nuestra libertad. Si es que no lo habíamos hecho ya.
IDEAL (La Cerradura), 22/03/2020

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