Como
Paco de Lucía, que confesó que él era de izquierdas “hasta que ganó dos
millones de pesetas”, la izquierda española –con mucha menos sinceridad- se ha
convertido en burguesa. Lo demuestra Pablo Iglesias, que se ha vuelto tan clasista
que ni siquiera entiende el acento de Teodoro García Egea en el Congreso. A él
se le entiende sin embargo muy bien, más de lo que le gustaría, aunque lo que
le gustaría de verdad sería que Pedro Sánchez dejase de tomarle el pelo. Porque
en esta batalla de titiriteros parece ganar el equilibrista, acostumbrado a
caminar sobre el abismo. Así, para acallar las críticas sobre la gestión de la
pandemia, el Gobierno había anunciado la llegada de la vacuna en diciembre,
pero mira por dónde se han torcido los ensayos clínicos, que a diferencia de la
política española no pueden dejar lugar a la improvisación. ¿Y ahora qué? Pues
fusionamos Bankia y la Caixa para privatizar el rescate bancario del Estado,
que es una cosa muy de izquierdas, como el despido de los trabajadores que
sobrarán de las oficinas, total, ya vendrán los fondos europeos a rescatarnos
el año que viene. Mientras, podemos congelar o bajar el sueldo de los
funcionarios, las prestaciones de los ERTE, alargar la edad de jubilación,
subir en el mínimo legal las pensiones. Construir un relato del sacrificio y
del amor a España. Según Santiago Abascal, este es el peor gobierno en 80 años,
pero hay cosas que no cambian. Es la confusión entre la política de los egos y
la de los ciudadanos, que ven cómo son los directores y jefes de estudios de
institutos y colegios los que tienen que preocuparse por la salud de sus hijos,
que los médicos de atención primaria están desbordados, que cierran las tiendas
y negocios del centro y del barrio, que los vecinos tienen que concentrarse en
la localidad granadina de Escúzar para que no cierre la última sucursal
bancaria, y que leen las noticias sobre la Covid-19 como si se tratara del
horóscopo. ¿Tendremos un futuro negro, azul o rojo? También decía Paco de Lucía
que la mano izquierda era la creativa, y que la mano derecha ejecutaba. Lo dijo
en TVE, el nuevo NODO, según ha dicho también Santiago Abascal. La diferencia
es que, al salir del plató, a Paco de Lucía le dieron una paliza. Pero ya no es
tiempo de metáforas. Ahora, más que a crear, la mano izquierda se dedica en
España a la ingeniería política y financiera.
IDEAL (La Cerradura), 13/09/2020
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