lunes, 1 de febrero de 2021

Temblores

En un planeta que vaga por el universo, lo raro sería que no hubiera epidemias y terremotos. Como le diría una capa tectónica a otra: “Hay que liberar tensiones”. Descansamos un poco del virus y nos dedicamos a contar movimientos sísmicos con la nueva App que hemos descargado en el móvil. Ya colocamos los libros y barrimos los restos de la vajilla en las noches de insomnio. ¡Hay que romper la rutina! Al menos hemos salido a la calle, a pesar de las prohibiciones. Y qué bien sienta redescubrir lo agradable que es el aire de la noche, aunque haya quien prefiera dormir en el coche al ver cómo bailan las gárgolas de la catedral de Granada. Ante cómo van desarrollándose los acontecimientos, dan risa las expresiones acuñadas por los estrategas políticos y los comunicadores sensacionalistas, empezando por la “nueva normalidad”, con la que el presidente del Gobierno anunciaba una de sus sucesivas victorias pírricas contra el coronavirus. “Los granadinos están siendo puestos a prueba”, nos dice Pedro Sánchez. Y claro, nos echamos a temblar, como se dice popularmente. En una película de los años 90, “Temblores”, unas criaturas que salían de la tierra para zamparse a los incautos provocaban los terremotos; pero aquí tenemos a esas criaturas danzando tranquilamente por la superficie, y no todas son microscópicas. Dan miedo, teniendo en cuenta las circunstancias sanitarias y políticas. Aunque los expertos nos tranquilizan: “Se trata de una serie sísmica”. ¿Aliviarán tensiones las elecciones en Cataluña? Lo que ocurra en esa comunidad puede darnos una idea del futuro de España, y por eso se ha ido para allá el exministro de Sanidad, Salvador Illa, mientras que Miquel Iceta se ha mudado a Madrid con Pedro Sánchez para convertirse en ministro de Política Territorial. Mamma mía, como le dé por bailar. “¡Pedro, líbranos del mal!”, exclamará mientras salta por los aires el Estado autonómico. Y claro, nos echaremos a temblar nuevamente, como ha temblado mi habitación mientras escribía este artículo. Eso me pasa por invocar los fantasmas electorales. Es mejor acudir a las opiniones científicas, que señalan que es el peso de la cuenca de Granada lo que provoca los movimientos en las fallas. “La cuenca se está deprimiendo por su propio peso y, al hundirse, se producen estos terremotos”, nos dicen desde el Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención. Así que tendremos que preguntarnos con Milan Kundera, ¿qué será más importante, el peso o la levedad? Lo meditaremos mientras convergen las placas africana y euroasiática y temblamos un poquito más.

IDEAL (La Cerradura), 31/01/2021

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