Hay
una canción que me persigue desde hace semanas, un reguetón con poca letra que
repite machaconamente los mismos ritmos y que se oye en los pisos de
estudiantes (¡han vuelto!), en las fiestas de pueblo (hemos tenido que huir) y
en las terrazas de los pubs (vade retro). Las canciones o maldiciones del
verano se ponen todavía en los chiringuitos y, según las crónicas
periodísticas, podríamos oírlas también en el Ayuntamiento de Granada, pues
según denuncian el PP y Ciudadanos al exalcalde Luis Salvador le han montado
uno con el nombre de “Estrategia 2031, Anillo verde, Internacionalización de la
marca Granada y GRX cardiosaludable”. ¿Logrará que nos expulsen de España? ¿Nos
dará un infarto colectivo? Deprime ver lo que tienen que hacer alcaldes y
exalcaldes para asegurarse el futuro político, aunque sea a costa de traicionar
la confianza de los ciudadanos o del partido. Así que la gente prefiere bailar
el reguetón, ya convertido en un discurso político: “No me importa lo que de mí
se diga. Viva usted su vida, que yo vivo la mía. Que solo es una, disfruta el
momento. Que el tiempo se acaba y pa' atrás no vira”. Y el coro de estudiantes,
desde las ventanas: “Bebiendo, fumando y jodiendo. Sigo vacilando, de party to'
los días. Síguelo (¡Farru!). Síguelo (la rola y pepa)”. Y en el pub: “Pepa y
agua pa' la seca. To' el mundo en pastilla en la discoteca (desacata'o). Pepa y
agua pa' la seca. To' el mundo en pastilla en la discoteca (empastilla'o)”. Y
en la plaza del pueblo o en la plaza del Carmen: “¿Y qué me van a hacer?, Uah. Toy
borracho de poder, uah. Dicen: ¿Quién este se cree?”. Y es que algunos
reguetones son galimatías indescifrables, como este de un tal Farruco. “Pepas”,
creo que se llama. Menos mal que no son “Pepes”. Pero quién sabe, salvo el cambiante
Salvador, lo que nos deparará el futuro. Veo, veo, de aquí a diez años que… Si
no hemos cambiado mucho en cinco siglos, no creo que lo vayamos a hacer ahora.
A algunos granadinos, como a algunos políticos, no los sacas del sillón y de
sus costumbres ni con agua caliente. Hipnotizados seguimos contemplando la
Alhambra y Sierra Nevada, pero el futuro quizá pase por un sintetizador y una
caja de ritmos. Me lo imagino perfectamente. En bañador y con un micrófono en
la mano, cantando: “El chiringuito, el chiringuito…” Y es que el rey del verano
(a pesar del emérito) siempre ha sido Georgie Dann.
IDEAL (La Cerradura), 12/09/2021
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