La
gente está que muerde. Por el precio del aceite, por ejemplo, como ese hombre
que salió corriendo con una garrafa de cinco litros y les clavó los dientes a
los guardas del supermercado, según informaba esta semana IDEAL. O como ese
aficionado al fútbol que mordió a los policías que lo detuvieron en Iznalloz,
nos contaba Carlos Morán, aunque por lo visto el chaval no tenía hambre de
aceite, sino de cocaína. Me sorprende lo de los bocados, pero no tanto si uno
atiende a la actualidad política. “Salid a morder”, dicen todavía algunos
entrenadores de fútbol. Pero es que claro, en nuestra hermana Argentina han
elegido presidente a un tipo, Javier Milei, que iba a los mítines con una
motosierra; y en Países Bajos a otro, Geert Wilders, que parece el hermano
pequeño del conde Drácula, el general Pinochet según la película de Pablo
Larraín. Que gobierne la extrema derecha no es un dato que ya nos sorprenda en
Europa. En Italia manda Giorgia Meloni; en Hungría, Viktor Orbán; en Finlandia
y Suecia, formaciones extremistas son parte del gobierno; en Francia, Le Pen
aventaja en las encuestas a Emmanuel Macron, y Alternativa por Alemania es ya
la segunda fuerza en intención de voto en el país germano. Por no hablar de España, donde Vox forma parte
de los gobiernos autonómicos de Aragón, Murcia, Comunidad Valenciana, Castilla
y León y Extremadura. Y, sin embargo, esto no es lo más llamativo, porque el Gobierno
de España no existiría sin la colaboración necesaria de Carles Puigdemont, que
está más a la derecha que la extrema derecha (fuera de España), y que ya ha
avisado a Pedro Sánchez de que votará junto al PP una moción de censura si no
cumple lo pactado. No han leído “Fausto”. (En fin, no han leído a secas, aunque
les escriban libros que luego firman.) Lo que más asombra es la indignidad.
Admitir que te chantajean e intentar explicar que eres una persona con
ideología, el paladín del progreso y de una izquierda irreconocible. Todo sea
por la familia. Así que no sorprende tanto que haya gente que muerda a la
policía. Ni que en las próximas elecciones europeas el Parlamento se oscurezca.
“No se negocia con secuestradores ni con terroristas”, decía en 2009 Mariano
Rajoy. Lo dicen los artificieros cuando la bomba está a punto de estallar. La
incongruencia política sólo alimenta el desencanto y la ira. Ese es el legado
que dejan los oportunistas. Gente mordiendo en el Congreso y en la calle.
IDEAL (La Cerradura), 3/12/2023
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