lunes, 11 de diciembre de 2023

Espías

Mientras el CNI expulsa del país a dos agentes de la CIA, los porteros de las discotecas de Granada se enfrentan a jóvenes imitadores de James Bond o Jason Bourne, que llevan pistolas de aire comprimido. Uno comprende que algunos adolescentes confundan la realidad con la ficción, pero no tanto que lo haga la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien afirma que el incidente con los espías norteamericanos “no afecta al núcleo fundamental en las relaciones de dos países que son aliados y amigos”. Bueno, no tanto. Si espías a tu aliado y amigo es porque no confías en él. La CIA estaba pagando a dos miembros del CNI para que les facilitaran información clasificada como secreta. ¿Y qué pasará con los espías españoles? Si estuviéramos en una película, ya habrían sido silenciados para siempre, o como mucho se les hubiera dado la oportunidad de quitarse estoicamente de en medio para salvar el honor y la integridad, si es que todavía se estila eso. Pero en un Estado de derecho uno debe acudir al Código Penal, que en su artículo 584 (delito de traición) establece una pena de 6 a 12 años para “el español que, con el propósito de favorecer a una potencia extranjera, asociación u organización internacional, se procure, falsee, inutilice o revele información clasificada como reservada o secreta, susceptible de perjudicar la seguridad nacional o la defensa nacional”. ¿A qué nos sonará esto? Quizá la administración americana quiera saber como los ciudadanos españoles lo que se habla y lo que se pacta entre el Gobierno español y Junts. ¿Cómo se pueden llevar en secreto en un sistema democrático las negociaciones para un pacto de gobierno? ¿Y por qué hay que gastar dinero público para que se realicen en el extranjero? ¿Para qué tenemos el Parlamento? Si aquí en España ni los partidos políticos ni sus dirigentes se fían unos de otros, es difícil que lo hagan nuestros presuntos amigos y aliados, que deben pensar aquello de que, a nuestros enemigos, cuanto más cerca, mejor. Quizá tengan algo que ver los gestos chulescos a los que se han acostumbrado los presidentes españoles, como José Luis Rodríguez Zapatero ante la bandera norteamericana o Pedro Sánchez en viaje diplomático a Israel, país que facilita tecnología punta a otros países para los trabajos de espionaje, como el famoso programa Pegasus. ¿Filtrarán los israelíes las conversaciones entre el PSOE y Junts como venganza? Si aún viviera Francisco Ibáñez, quizá pudieran explicarnos los secretos de nuestra democracia Mortadelo y Filemón.

IDEAL (La Cerradura), 10/12/2023

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