Hay quien piensa que la
inteligencia artificial acabará con los trabajos mecánicos que los propios
empleados consideran una carga y la prueba de su insignificancia. Esas personas
harían bien en ver la película “Perfect days”, donde no encontrarán acción,
intriga ni una trama elaborada, tampoco un “remake”, que tanto se estilan
ahora. La película de Wim Wenders trata sobre la vida de un trabajador de los
lavabos públicos de Tokio, y su felicidad estriba en realizar lo mejor que
puede ese trabajo mecánico e insignificante, limpiando váteres a conciencia, y
observando con atención el mundo que le rodea. Es una película en la que apenas
hay diálogos, pero en la que planea la pregunta sobre el sentido de nuestro
trabajo y nuestra vida. Según las cuentas de Goldman Sachs, la inteligencia
artificial llegará a automatizar actividades equivalentes a 300 millones de
empleos a tiempo completo en el mundo, sobre todo en puestos de oficina como
administradores y mandos intermedios. Ya hay empresas que recurren a ChatGPT
para redactar correos electrónicos, y hace tiempo que los seres humanos
desaparecieron de los departamentos de atención al cliente. ¿Cundirá el ejemplo
entre nuestros partidos? En España hay más políticos que en Alemania, que tiene
el triple de habitantes, más que en Francia y en Italia, y eso sin contar a los
cargos en empresas públicas o participación estatal ni los cargos de confianza
nombrados por el gobierno de turno. Se discute la reducción de la semana
laboral, pero no la reducción del número de representantes públicos en unas
administraciones que se solapan en las competencias, pero que no mejoran por
ello los servicios que prestan. Entre los Mossos d´Escuadra, la Policía Nacional
y la Guardia Civil, nadie fue capaz de detener a Carles Puigdemont en su paseo
por Cataluña, aunque dicen las malas lenguas que no se le detuvo porque así se
había pactado. Según el informe del Ministerio de Interior, “en los
dispositivos de control y vigilancia establecidos por Policía Nacional y la
Guardia Civil en la frontera con Francia, así como en puertos y aeropuertos, no
se detectó en momento alguno y hasta la fecha la presencia del prófugo Carles
Puigdemont”. ¡Si lo vimos en directo! Y es que ser un prófugo puede convertirse
también en un trabajo mecánico, a pesar de haber sido amnistiado, aunque no me
imagino al expresidente limpiando las cloacas del Estado. España no la arregla
ni la inteligencia artificial generativa, pero en los días perfectos del verano
tiene que haber un poco de comedia.
IDEAL
(La Cerradura), 18/08/2024
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