lunes, 28 de octubre de 2024

Vivienda

La relación de los jóvenes con la vivienda retrata de la peor manera el Estado social, que se supone que es la gran conquista de nuestras democracias. En una sociedad en la que a todas horas se nos bombardea con publicidad y se nos alienta a un consumo desaforado, la mayoría no sólo no puede plantearse la compra de un estudio o un apartamento, sino tampoco un alquiler, como no sea compartido. Nuestros jóvenes no entienden que el acceso a la vivienda constituya un derecho constitucional y que, al mismo tiempo, la cruda realidad les recuerde que no tienen ningún derecho. Consuela un poco que el Gobierno tome la iniciativa para blindar la vivienda pública con la colaboración de las comunidades autónomas, limitar el precio de los alquileres o promover un fondo europeo para la vivienda. De hecho, sería un acierto que la Unión Europea se implicara en facilitar la independencia de los jóvenes en todos los países miembros con ayudas al alquiler, lo que fomentaría una idea social y democrática de Europa, como la ha fomentado el programa Erasmus. Pero, mientras tanto, es también importante que tomen medidas las corporaciones locales, que son las más cercanas a los problemas del ciudadano, y en ese sentido hay que aplaudir el acuerdo del Ayuntamiento de Granada con la Caja Rural para facilitar la contratación de hipotecas. Que se financie el 95% del importe de la compra de una vivienda no debería ser una noticia. Debería eliminarse la limitación legal para poder financiar el 100%. Ya no estamos en los tiempos de las hipotecas basura, y a los fondos buitre, que acaparan la mayor parte del parque inmobiliario, no les afectan estas limitaciones. Más allá de la legitimidad jurídica, los Estados europeos tienen hoy un problema de legitimación social. Y si las políticas públicas no son efectivas, los ciudadanos, por mera impotencia, empiezan a prestar atención a los partidos políticos populistas y extremistas, como estamos comprobando en los resultados de las últimas elecciones, dentro y fuera de España. Y aquí juegan un papel muy importante las empresas. Sin la colaboración entre entidades públicas y privadas sería imposible que saliera adelante un proyecto como la capitalidad cultural de Granada, pero es también un camino a seguir para cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos. “Living Granada” es un buen lema. La vivienda es donde habitamos, y se refiere además a nuestro modo de vivir. Las ciudades y los países deben ser lugares donde todos, a pesar de nuestras diferencias, podamos habitar.

IDEAL (La Cerradura), 27/10/2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario