lunes, 4 de noviembre de 2024

Rayos y centellas

Truenos, relámpagos, lluvia, viento… El Día de Difuntos se ha convertido en una pesadilla real por la gota fría que ha asolado la Península, causando decenas de muertos en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía, el corte de carreteras y muchos daños en municipios de Murcia, Almería y Granada. Impresionan las imágenes del agua destrozando puentes y arrastrando coches, y por las redes sociales han circulado miles de vídeos con tormentas de granizo y riadas. Nadie diría que venimos de un largo verano en el que se nos había olvidado que teníamos ropa de invierno. Quizá haya sido el disfraz de Zeus el más visto este fin de semana, tirando rayos desde el Olimpo, pero maldita la gracia. Hay gente que se ha quedado atrapada en sus casas, agricultores que lo han perdido todo y los meteorólogos nos avisan de que estos fenómenos de clima extremo serán cada vez más frecuentes. Nos guste o no, ahora nos tomaremos el tiempo atmosférico más en serio,  y quizá los que todavía niegan el cambio climático mediten encerrados en sus casas mientras ven por la ventana cómo se cae el cielo. Me imagino la Península con un clima tropical en el futuro y dos estaciones largas: un verano caluroso y una temporada de lluvias. ¿Nos acostumbraremos? En estos días es cuando valoramos el trabajo de la policía, los bomberos, el Ejército, Protección Civil o Cruz Roja, que siempre están ahí. Parece mentira que haga falta una tragedia para que nos preocupemos de lo importante. Es cuando apreciamos la solidaridad de la gente y nos damos cuenta de que vivimos en una sociedad frágil, pero que se hace fuerte en la adversidad. Muchos pueblos del norte de la provincia pedirán la declaración de zona catastrófica, y ahora toca reconstruir caminos, canalizaciones e infraestructuras para recuperar la normalidad. Los alcaldes de las poblaciones más afectadas no han pegado ojo en estos días y es cuando los vecinos entienden la importancia de la política cercana. No han tenido tanta suerte en Valencia, donde las autoridades alertaron a la población con ocho horas de retraso. Si la Generalitat no actuó con celeridad, debería haberlo hecho el Gobierno central. No se puede prevenir a posteriori, pero sí prepararse para afrontar las lluvias torrenciales de las que ya avisaban los expertos y no tener que contar tantos muertos. Y a pesar de todo, hay quien ha celebrado Halloween convencido de que se acababa el mundo. Ante la devastación y la muerte nos queda la solidaridad.

IDEAL (La Cerradura), 3/11/2024

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