lunes, 18 de noviembre de 2024

Alarmas

Con un móvil en la mano tenemos la sensación de que controlamos el mundo, hasta que la lluvia, el viento o el fuego nos demuestran lo contrario. Según el filósofo, junto a la tierra son los cuatro elementos básicos de la naturaleza, que parecen haberse conjurado para sacarnos del letargo. Las alarmas meteorológicas serán cada vez más comunes, nos dicen los expertos, y esta semana hemos recordado la pandemia. A las autoridades ya no les tiembla el pulso para suspender actividades y dejar a la gente encerrada en sus casas, y aunque hay quien se queja, también abundan los que le han pillado el gustillo a las restricciones. Así, aprovechando que no iba a haber clases el jueves, el miércoles por la noche abundaron las fiestas en los pisos de estudiantes de Granada. Ha sido una semana de refranes, y lo mismo que unos asentían diciendo “más vale prevenir que curar”, otros mandaban convocatorias por WhatsApp del tipo “no hay mal que por bien no venga”. Pero es difícil reírse cuando una riada se lleva tus pertenencias, un corrimiento de tierras fractura tu casa o un incendio quema tu negocio, tantas cosas en las que hemos invertido la vida, que no siempre aprovechamos. Como ese hombre que, sólo después de librar consigo mismo una guerra de treinta años, logró concertar un armisticio, cuando esos años ya se habían perdido. Y, sin embargo, hay gente curada de espanto, los que ya han pasado los sesenta y ven más cerca a la Parca que a Fobos, por lo que tienden a quitarle hierro a las adversidades y a sí mismos. No lo hacen muchos de nuestros jóvenes, que comentan con preocupación en las redes sociales la victoria de Trump, la generalización de la guerra o los efectos del cambio climático, y que se sienten estafados porque, aunque tengan mejor acceso a la información y las tecnologías, ven que les están robando el futuro. Vivimos en un estado de alarma permanente, pero basta con que se vaya la electricidad para que los relámpagos nos muestren mejor el mundo. Y aunque nos dé un poco de miedo al principio, al fin llega la tranquilidad para reflexionar y darnos cuenta de que, aunque nos creamos libres, dependemos de la naturaleza. Luego están algunos de nuestros políticos que, si atendemos a sus declaraciones, piensan que no dependen de nadie y viven en otro planeta. Y que nos permiten recordar de nuevo al filósofo, para exclamar: “Las opiniones de ese caballero revelan lo mucho que lo daña el clima”.

IDEAL (La Cerradura), 17/11/2024

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