lunes, 2 de junio de 2025

Rebelión en la granja

La gente no para de moquear y estornudar, de llorar, de preguntarse con los ojos enrojecidos qué ha hecho para merecer esto. Vivimos con un resfriado permanente y las farmacéuticas aprovechan para subir los precios, para cobrar trece o catorce euros por los medicamentos que hace poco valían tres o cuatro. Y eso en mitad de un episodio de calor extraordinario, con temperaturas diez grados por encima de lo normal, con los virus y otros animales desatados. Si hace una semana el Gobierno nos alertaba de los ataques de las orcas, ahora son gaviotas las que les roban las gambas a los turistas que compran paellas en el mercado de la Boquería, en Barcelona. Nada que no ocurriera ya en Granada, en la terraza de la cafetería “La Oficina”, por ejemplo, que ha cerrado en estos días. Si uno se sentaba en la plaza de la Caleta a tomar una cerveza y le ponían una tapa de arroz, al poco tiempo se veía asaltado por las palomas, que se te subían a la mesa. No sé qué tendrán las aves con el arroz, pero en cuanto lo veían iban cercándote poco a poco, como en la película “Los pájaros”, de Alfred Hitchcock. El camarero, sin embargo, parecía tan tranquilo, como si tuviera inmunidad diplomática o hubiera firmado un pacto de no agresión. Nadie le había hablado de la gripe aviar, que según los expertos está a punto de transmitirse a los seres humanos. ¿Otro apocalipsis? El virus ha ido mutando y pasando de las aves silvestres y domésticas a los zorros y otros mamíferos, después a los gatos y a las vacas de Estados Unidos, de donde parecen provenir hoy todos los males y hay mil granjas afectadas. Por lo visto, el virus se replica en las glándulas mamarias, y el peligro estriba en el consumo de leche cruda sin pasteurizar, un hábito muy extendido en USA. Hasta ahora, se ha contagiado entre vacas y humanos, pero no entre seres humanos, que sería el principio de la pandemia. No sé si todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros, como escribió George Orwell. Después del Covid, nadie quiere ni oír hablar de otra peste. “¡Adelante, camaradas! Adelante en nombre de la rebelión. ¡Viva la rebelión en la granja! ¡Viva el camarada Napoleón! Napoleón siempre tiene razón”. Exactamente así es como razonan nuestros políticos, que siempre niegan la mayor. Pero no creo que los virus distingan entre los animales de dos o cuatro patas. ¿O sí?

IDEAL (La Cerradura), 1/06/2025

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