El
Rey y su avión se han escacharrado mucho últimamente, lo que no sé yo si será
una metáfora real de este país, asolado por políticos y elefantes. Porque el
país se arruina y se recupera alternativamente, según quién sea el médico que
le hace el diagnóstico. Yo le pondría unas muletas, porque aquí la peña no
tiene ni idea de lo que es un Estado federal, esa fórmula mágica que tanto se
parece al Estado autonómico. No lo sabe Artur Mas, que debe de haber sacado a
sus asesores del Politburó, aunque hablan con acento de Lepe, ese pueblo donde,
según los chistes, lo que se habla es un lenguaje independiente. Pero creo que
todo es una cuestión de educación. Porque en Lepe y en Barcelona, como en otros
lugares de España, se solía decir a los infantes: “Usted tendrá un sólido
futuro”. Y de ahí los tantos por ciento y la especulación inmobiliaria. En
Granada, sin ir más lejos, se lo decían a los parados y trabajadores que
acudían a hacer “cursos de formación”, unas clases que, efectivamente, suenan a
hambre y a escuela nacionalcatólica, sólo que impartidas con “una clara
vocación social”. De hecho, de estos cursos vivían demasiadas academias,
inviables sin una Junta subvención. ¿Cuántos viven de la teta de Andalucía? Más
bien parecen ubres de cabra. Ésa que los nostálgicos quieren llevar al frente
de la legión a Cataluña, aplicando, según dicen, “lo que dice la Constitución”.
Pero si a los ciudadanos nos dieran un euro por cada político que se la ha
leído, seríamos aún más pobres. Y sé que esto parece una serie de viñetas
sacadas de un tebeo, pero ésta es la realidad de España. Así, cuando uno trata
de descansar y preocuparse únicamente de leer información más concreta y
práctica, descubre que Tráfico nos insta a volver a Granada por Málaga, que es
lo que suelen decirles a nuestros políticos cuando revindican infraestructuras,
o a nuestros turistas cuando piden visitar la Alhambra. No han terminado aún
las obras de la autovía en la presa de Rules, por lo que hasta resulta barato
conducir doscientos kilómetros más, aunque sea desde Salobreña o Almuñécar. Pero
total, así se libra uno del atasco. Y es que en esta parte del mundo tenemos un
atasco mental que no se soluciona ni trapicheando con los fondos de la Unión
Europea. Así, ¿quién necesita un avión para viajar? Yo creo que todo nos iría
mejor si la política la hiciéramos en camello.
IDEAL
(La Cerradura), 20/04/2014
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