DICCIONARIO DE AUTOR
"El hombre está sentado ante la mesa y compone las palabras como si fuesen adivinanzas y acertijos de lo que esconde una palabra en su vientre. ¿Una historia, un significado, un aforismo, el sonido de una sombra, el relámpago de un gemido, la intuición de un instante intransitivo a punto de metamorfosearse en verbo? Cada palabra es un cromo, bajo la palma de la mano, al quedarle la vuelta para encontrar el tesoro de su auténtico significado. Si aceptamos este juego que propone José María Pérez Zúñiga en Miradas nuevas por agujeros viejos, publicado por Páginas de Espuma, tendríamos que aceptar que un diccionario es un libro necesariamente abierto al dícese que cataloga el pedigrí, la semilla, las posibilidades de un término. Pero también, un diccionario se presta a la tendencia actual donde lo híbrido ha terminado por romper del todo los escasos límites que había entre los géneros. Hoy día la poesía, la novela, el ensayo, el cuento, la publicidad más que arterias de la literatura o que vasos comunicantes son reacciones químicas del lenguaje y sus estructuras. Sin olvidar que excelentes escritores como Raymond Queneau, George Perec, Gómez de la Serna o el maestro malagueño Rafael Pérez Estrada nos legaron maravillosos libros en los que los géneros se metamorfoseaban indistintamente en otros, dando lugar a lo que más importa: la buena literatura y la transgresión que conlleva. Y tampoco podemos dejar en sombras la existencia de otro diccionario maestro y simbólico como el del diablo con el que Ambrose Bierce sigue fascinando a los lectores".
"EN
MIRADAS NUEVAS POR AGUJEROS VIEJOS, José María Pérez Zúñiga –autor de novelas
como Rompecabezas (Seix Barrall), El Juego de los espejos y La tumba del Monfí entre otras–
construye un puzzle entre la prosa poética y las acotaciones de la realidad que
se transmutan, según unas palabras u otras, en microrrelatos existenciales, en
poemas reflexivos, en cuentos que se abocetan, se comprimen o se deconstruyen
en el relato de una voz que reúne 150 términos igual que si fuesen 150
micromundos de Cortázar, de Borges, de Calvino, del mejor Peter Handke en una
de esas tardes en las que el escritor transforma lo que rodea en palabras que
son piezas en las que no escasean las historias mínimas, la concisión
filosófica, la claridad conceptual, la voluntad crítica, la pincelada
colorista, el telón de fondo o los reflejos que desvela cada palabra. Lo
importante del alfabeto que propone Pérez Zúñiga no es la definición del amor,
de la amistad, de lo lógico, de la insolación, de la locura, de la hora, de los
pájaros, de la memoria o del doble. Lo importante es saber que existe un
almacén donde destruyen a los dobles, que todos aquellos relacionados con los
cigarrillos conocen algo acerca de la muerte, o que es posible echarse una
siesta digital. Lo importante es explorar y trazar un mapa de palabras en cuya
casilla hay que detenerse a escuchar la historia que proponen. Unas veces
irónicas y autobiográficas, otras metaliterarias y realistas, en ocasiones
grotescas y eróticas, y también con un sesgo que engloba el surrealismo onírico
y el divertimento inteligente de los ejercicios de estilo".
"José María Pérez Zúñiga ha tomado cada término. Lo ha estudiado igual que un
entomólogo decidido a averiguarla textura de las alas de esos insectos que son
las palabras y ha construido un arca de Noé de bolsillo. Seguro que su intención
es salvarlas de los viejos significados que las ahogan. Hacer que el estilo se
funda en la brevedad de lo narrativo y en el destello de lo poético para
regalarle al lector un libro que también podría ser la moleskine de mano en la
que dibujar los significantes de las llaves de un relato. Y también, sin duda
alguna, miradas nuevas por agujeros viejos. Un interesante diccionario de
autor".
Guillermo Busutil
(El Marcapáginas), La Opinión de Málaga, 12
de abril de 2014
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