domingo, 13 de abril de 2014

Bendita Granada



Llegando la Semana Santa, Granada es una ciudad repleta de turistas y de gente que hace running enfundada en mallas de Decathlon. A las ocho de la tarde, la avenida de la Constitución se llena de deportistas urbanos que te adelantan mientras ponen a parir a los de siempre: “Si es que se gastan lo que no tienen. Como a ellos no les duele…” Aunque el deporte no mejora la tortícolis de algunos, que van caminando con la cabeza muy tiesa, y que, si descubren a algún conocido, todavía la yerguen un poco más. No le ocurre lo mismo al arzobispo, que bendijo el jueves con profesionalidad a ciento setenta motoristas alemanes y a sus respectivas motocicletas Harley Davidson, en una imagen que no es propia del régimen franquista ni de una película de Luis García Berlanga, sino, al parecer, una metáfora de la Granada actual, cuyo bendito futuro viaja hacia Alemania. Pero qué alegría da entrar en las Bodegas Castañeda y que el camarero te atienda con su malafollá característica, haciéndose el sordo durante cinco minutos para mirarte por fin con aire despistado y tener que decidir aún si te sirve o no. A la una el local está lleno de jubilados que toman vermú y visten también deportivamente, con zapatillas y bastones de campo, por lo que uno imagina una penitencia anticipada en forma de caminata para poder justificar unos tragos. “Si esto es muy bueno para el colesterol…”, dice un hombre antes de pedirle que llene al camarero, que canta en estos momentos “Atleti, Atlético de Madrid…”, que ha llegado a las semifinales de la Champions League. Y que les den morcilla a los del Barca, añade, que si Artur Mas se sale con la suya, dentro de poco sólo jugarán contra el Tarrasa. Pero aquí no ponen morcilla de tapa, sino paella y albóndigas. Una alegría para los guiris que también van ocupando su sitio en la barra. Pero las que ocupan demasiado sitio son las gradas para ver las procesiones, que en la calle Ganivet ahogan al paseante. Y hubo que reformar la acera para poder colocar esos adefesios, que sólo benefician a la empresa concesionaria. ¿Será así el concurso para retirar ese insulto a la inteligencia que todavía se erige en la plaza de Bibataubín? Lo del monolito es ya otro vía crucis, como el del metro y el del Ave. Ay, las cabezas pensantes de Granada... Junto a cabezotas y a cabezudos lo mismo también acaban en el archivo municipal.
IDEAL (La Cerradura), 13/04/2014

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