A
pesar del maléfico mantra de la crisis, la oferta gastronómica y turística de
Granada se reinventa con propuestas de jóvenes que no le tienen ningún miedo al
futuro, y que, seguros de la tradición y de su ya amplia experiencia, se
atreven a renovar las cartas y el paladar de sus clientes, aderezando con
propuestas multiculturales la buena mesa. Es el caso de Terra Bar, en el barrio
del Realejo, donde José López Haro, Francisco Díaz de la Torre y Francisco Cruz
García, han sumado a su buen hacer en la cocina un espacio de exposiciones
donde también transcurren veladas literarias y cinéfilas. De familia con gran
experiencia en la hostelería andaluza, José es una persona inquieta que ha
perfeccionado sus habilidades en Asia, por lo que no es de extrañar que podamos
degustar en su local además de los tradicionales “huevos rotos con jamón” o una
“choriburger”, un “solomiyaki”, plato tan original como delicioso, en que la
carne se acompaña con picante y salsa de soja. Y todo en un restaurante que lleva
a gala una atención familiar que te permite viajar por otras culturas pero sin
salir de casa, y donde actualmente podemos ver la exposición de fotografías
“Terra & Alora”, de Alicia Ortigosa. Y es que, como diría José citando a
Confucio, “si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor
que antes”. Algo que podría explicarle a tantos chorizos a secas que campan a
sus anchas por la política española, y a los que en las próximas elecciones va
a barrer precisamente esta generación más joven, libre y desprejuiciada. Porque
las cosas siempre pueden hacerse de otra manera, y la prueba la tenemos en los
emprendedores que siguen ideando nuevas propuestas a pesar de la losa de
pesimismo y falta de colaboración que les ofrece la sociedad actual. Sin
embargo, en el gran banquete montado en los últimos años por los partidos
tradicionales falta la cocina de autor, pues al parecer se ha elaborado con la
connivencia de buena parte de la clase política, acostumbrada a mirar hacia
otro lado. Por eso resulta ridículo escuchar las disculpas del presidente del
Gobierno y de la expresidenta de la Comunidad de Madrid. ¿No sabían nada? En
los pueblos donde actuaban los mafiosos implicados en la “Operación Púnica”, era
vox populi que Francisco Granados era un “choriburger”, por lo que los actos de
contrición ya no cuelan entre la gente. Ahora, Pablo Iglesias se dispone a
trinchar su “solomiyaki”. Viva la cocina de autor.
IDEAL
(La Cerradura), 2/11/2014
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