domingo, 2 de noviembre de 2014

Solomiyaki



A pesar del maléfico mantra de la crisis, la oferta gastronómica y turística de Granada se reinventa con propuestas de jóvenes que no le tienen ningún miedo al futuro, y que, seguros de la tradición y de su ya amplia experiencia, se atreven a renovar las cartas y el paladar de sus clientes, aderezando con propuestas multiculturales la buena mesa. Es el caso de Terra Bar, en el barrio del Realejo, donde José López Haro, Francisco Díaz de la Torre y Francisco Cruz García, han sumado a su buen hacer en la cocina un espacio de exposiciones donde también transcurren veladas literarias y cinéfilas. De familia con gran experiencia en la hostelería andaluza, José es una persona inquieta que ha perfeccionado sus habilidades en Asia, por lo que no es de extrañar que podamos degustar en su local además de los tradicionales “huevos rotos con jamón” o una “choriburger”, un “solomiyaki”, plato tan original como delicioso, en que la carne se acompaña con picante y salsa de soja. Y todo en un restaurante que lleva a gala una atención familiar que te permite viajar por otras culturas pero sin salir de casa, y donde actualmente podemos ver la exposición de fotografías “Terra & Alora”, de Alicia Ortigosa. Y es que, como diría José citando a Confucio, “si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”. Algo que podría explicarle a tantos chorizos a secas que campan a sus anchas por la política española, y a los que en las próximas elecciones va a barrer precisamente esta generación más joven, libre y desprejuiciada. Porque las cosas siempre pueden hacerse de otra manera, y la prueba la tenemos en los emprendedores que siguen ideando nuevas propuestas a pesar de la losa de pesimismo y falta de colaboración que les ofrece la sociedad actual. Sin embargo, en el gran banquete montado en los últimos años por los partidos tradicionales falta la cocina de autor, pues al parecer se ha elaborado con la connivencia de buena parte de la clase política, acostumbrada a mirar hacia otro lado. Por eso resulta ridículo escuchar las disculpas del presidente del Gobierno y de la expresidenta de la Comunidad de Madrid. ¿No sabían nada? En los pueblos donde actuaban los mafiosos implicados en la “Operación Púnica”, era vox populi que Francisco Granados era un “choriburger”, por lo que los actos de contrición ya no cuelan entre la gente. Ahora, Pablo Iglesias se dispone a trinchar su “solomiyaki”. Viva la cocina de autor.
IDEAL (La Cerradura), 2/11/2014

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