domingo, 8 de febrero de 2015

La vida sigue igual



Mientras el mundo se acaba y Europa se desintegra, hay cosas que no cambian: la gente combate el frío polar con vermús y tapas de asadura en las Castañeda. Son las costumbres que te reconcilian con Granada, donde la verdadera cultura es la de la barra del bar, sobre la que los vates de la ciudad han escrito en servilletas de papel sus mejores poemas. Y cómo nos gusta esta aldea de la Galia andaluza adonde los deportistas de la Universiada se las ven y se las desean para llegar. “¿Ve usted a ese hombre?”, dice un parroquiano. “Lleva apoyado en ese rincón desde los años setenta”. Les pasa también a algunos políticos, que llevan hablando casi el mismo tiempo de las infraestructuras de la provincia. Ya lo dijo el tatarabuelo: “Mi querido hijo, el Ave llegará”. Pero, mientras esperamos, no cambiamos nuestros gustos, vayamos a que lo bueno se acabe algún día. ¿Y qué es lo bueno? “Pues tenemos arroz recién hecho, carne en salsa, ensaladilla… ¿De qué le pongo esta tapa?” “Vamos a repetir asadura”. “¿Y ustedes?” “Asadura”. “Así me gusta”. Y la barra vuelve a llenarse de vasos y platos humeantes. Lo mismo Proust se hubiera aburrido de recobrar una y otra vez el tiempo en esta ciudad, pero eso jamás le ocurre a un granadino, que le dirá: “De aquí no me sacan ni con agua caliente”. Es algo que valoras cuando has vivido lejos de esa estampa increíble que se ve estos días precisamente desde la estación de Renfe: la plenitud de Sierra Nevada sobre el Albaicín y la Alhambra. Así alucinan los grupos de guiris que acompañan a los deportistas. Lo extraño es que luego se apelotonen también en el Corte Inglés. “Debemos aprovisionarnos”, pensarán. “Quién sabe cuándo podremos salir de entre estas montañas”. Si deben esperar a que nuestros políticos se pongan de acuerdo en algo, se quedarán aquí para siempre. Aunque, ¿no se han puesto de acuerdo para la Universiada? Junta, Diputación y Ayuntamiento colaborando por fin en un proyecto. ¿No debería ser la tónica habitual? Los ciudadanos nos convertimos a veces en rehenes de unas cuantas ideas políticas que deberían estar ya más que enterradas, aunque aquí sigamos buscándolas, como seguimos buscando los restos de García Lorca. Aunque creo que se han interrumpido los trabajos por la convocatoria de las elecciones andaluzas. Es, al parecer, la única forma de que hagamos algo en esta comunidad: a golpe de campaña. Luego, la vida sigue ¿igual?
IDEAL (La Cerradura), 8/02/2015

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