domingo, 5 de abril de 2015

Lo público



Resulta admirable que en España hayan tenido que pasar más de treinta años desde que se aprobó la constitución para que las administraciones hablen de transparencia y tomen conciencia de lo que es el erario público. Porque, al parecer, no sólo era algo normal la financiación ilegal de los partidos, sino también que hubiera fondos reservados que eran utilizados según una dudosa concepción de lo que debe ser el bien del Estado. Así, tampoco es de extrañar que esa práctica fuese generalizada en las entidades bancarias donde representantes de partidos políticos y sindicatos formaban parte de los consejos de administración, ni que algunas grandes empresas o medios de comunicación sean gestionados como si fuesen partidos políticos. Pero es ahora cuando en los programas electorales se habla de transparencia. Es ahora cuando las Administraciones públicas pagan espacios publicitarios para informar a los ciudadanos de los nuevos canales y portales con los que tranquilizarlos y mitigar también su propio cargo de conciencia. Al ministro de Hacienda le parece normal mezclar los intereses privados con los públicos y que entre la Agencia Tributaria y la empresa que él mismo ha creado haya una vía de doble sentido por la que circulan personal, recursos y contratos. Y al alcalde de Granada le parece normal identificar a la ciudad consigo mismo y dirigirse a sus vecinos como si fuera un nuevo caudillo. La propia Susana Díaz orquestó una campaña en la que ella era Andalucía. Y lo asombroso es que los ciudadanos acepten estas prácticas con total normalidad, quizá porque después de vivir una dictadura la democracia nació viciada con viejas costumbres que los partidos han afianzado en territorios que parecen nuevos reinos de taifas, y donde los mismos políticos ejercen el poder de un modo  casi consuetudinario. Si contamos esta legislatura que se inicia, el PSOE va a gobernar en Andalucía más de cuarenta años. Ni siquiera el régimen franquista duró tanto. Pero también se prolongan más de lo razonable los mandatos de muchos algunos alcaldes en las ciudades españolas, empezando por Granada. Ante esta realidad, se multiplican las iniciativas ciudadanas para participar en la vida pública. Según datos del ministerio de Interior, cada semana se presentan noventa solicitudes de registro de nuevos partidos políticos para participar en las elecciones municipales. En nuestra ciudad, Vamos Granada, que aúna a Podemos, Equo y otras plataformas, nace, según sus dirigentes, con el objetivo de echar al alcalde. No sé si puede decirse que tengan las ideas claras.
IDEAL (La Cerradura), 5/04/2015

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