domingo, 12 de abril de 2015

Metrópolis



Uno de los problemas de contar con tres Administraciones territoriales incapaces de elaborar proyectos comunes es que, cuando las competencias de unas y otras entran en conflicto, una parte de la población queda en tierra de nadie, como si viviera en un país aparte. Les ocurre a los habitantes del área metropolitana de Granada, que, según la hora del día, invierten el mismo tiempo en entrar o salir de la ciudad que en ir a la costa, Jaén o Málaga. Y quizá sea ésta una opción, pues los malagueños cuentan con AVE y aeropuerto para viajar sin mayor problema a cualquier parte de España o del mundo. Pero en Granada ni siquiera es posible ir al trabajo o volver tranquilamente a casa. Según la diputada de Fomento del PP, Inmaculada Hernández, la Diputación ha invertido dieciséis millones de euros en mejorar la movilidad de los municipios del área metropolitana, “frente a la inoperancia de la Junta de Andalucía, administración competente en dicha materia”. Pero ¿cuántas veces se han reunido Estado, Junta, Diputación, Ayuntamiento de Granada y los ayuntamientos del cinturón para elaborar un plan conjunto para el área metropolitana? ¿Lo hacen habitualmente, sin tirarse las competencias a la cabeza? Si nos fijamos en la experiencia del metro, por ejemplo, resulta deprimente pensar en el tema. Incluso deprime tener que enumerar todas las instituciones implicadas y los recursos humanos y económicos desperdiciados en tantas Administraciones públicas. El Estado realiza las obras de la circunvalación, la Diputación arregla las carreteras secundarias, la Junta se preocupa del espíritu andaluz y el Ayuntamiento de Granada de facilitar únicamente la vida de los ciudadanos que viven en el centro. En la famosa película de Fritz Lang que da título a esta columna, había también ciudadanos de primera, que vivían en la superficie (Granada), y ciudadanos de segunda, que vivían bajo la ciudad (extrarradio), hasta que un robot los lidera en la revolución. Coño, ¿no tendremos un robot por aquí, aunque sea para votarlo en las elecciones municipales? No hace falta que sea un robot antropomorfo como en la película, capaz de adoptar el aspecto de cualquier persona –para eso ya tenemos a los políticos-, sino un robot normalito, con sentido común. En su programa electoral algunos partidos llevaban la eliminación de las Diputaciones, pero no creo que sea ésa la solución, dado el tamaño y la nula influencia de demasiados ayuntamientos. Visto lo visto, quizá habría que eliminar todas las administraciones. Teniendo a Ángela Merkel, para lo demás nos basta con un software.
IDEAL (La Cerradura), 12/04/2015

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