La
gente logra entender la política gracias al fútbol, e incluso los problemas del
delito fiscal y de los procedimientos para la aplicación de los tributos. Ha
bastado con que Alberto Garzón diga que en este país la gente como Messi no va
a la cárcel para que en las tertulias futbolísticas se hable de la Ley General
Tributaria, cuyo proyecto de reforma acaba de entrar en el Congreso con el
objetivo, según se nos dice, de combatir el fraude fiscal. Que Rodrigo Rato y
otros dirigentes del PP se encuentren entre los beneficiados por la amnistía es
algo secundario. ¿Cómo van a compararse con Messi? En el fondo, nos gustaría
que nuestros responsables públicos fueran como Ancelotti. Si tiene bajas
fundamentales en el equipo, él no se queja, sino que saca a tres centrales y
adelanta la posición de Sergio Ramos. ¡Hala Madrid! Y el Atleti, a otra cosa.
Podría hacer lo mismo Mariano Rajoy con la alineación del Gobierno. Cristóbal
Montoro debería ser ya una baja por lesión pública, y que otra persona asumiera
la cartera del ministerio más vilipendiado de Europa. Otra cosa es la alineación
del Gobierno andaluz, para cuya constitución Ciudadanos y Podemos exigen dos
bajas obligadas. Menos mal que tenemos al Real Madrid, porque la imagen de
España es la de un país donde se admite todo y se premia al defraudador, como a
Messi, su padre o su asesor, no nos importa. Se podría jorobar el mercado del
fútbol que, al parecer, es un negocio aún más lucrativo que la política. Por
eso, son políticos y futbolistas los que regularizan su situación fiscal con la
Agencia Tributaria. ¿Quién es mejor delantero, Messi o Rodrigo Rato? Ante la
duda, mejor sería apostar por Cristiano Ronaldo que, según nos cuentan, sólo
tiene mal de amores. En cuanto se difumine el recuerdo de Irina Shayk, volverán
en ristra los goles para alzar la undécima copa, preferible a que alce sus
bienes. Porque ya se sabe que no puede ser afortunado en el juego quien lo sea
en amores. A mí, en realidad, me gustaría apostar por el Granada Club de
Fútbol, pero, pensando en el ayuntamiento, sólo se me ocurren derrotas por
goleada y ridículos asombrosos como el embargo del patrimonio de la Junta de
Andalucía. Si es que el Derecho lo explica todo. Lástima que en esta ciudad
nuestra máxima aspiración sólo sea asegurar la permanencia. La relación de
Granada con sus políticos también la explica el mal de amores.
IDEAL
(La Cerradura), 26/04/2015
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