La
crónica negra sobre la gestión del PP en el Ayuntamiento de Granada parece no
tener fin. En vísperas de las elecciones municipales de 2015, alguien en el
consistorio dio la orden de que se paralizasen las notificaciones de multas,
con lo que prescribieron 10.000 sanciones, según informaban María Victoria Cobo
y Quico Chirino en IDEAL esta semana. Total, qué son 500.000 euros en las arcas
municipales frente a unos cuantos votos. Si no se han tramitado 40.000
expedientes sancionadores tocan a unos 12,5 euros, menos de lo que cuesta un
menú en el Asador de Castilla para pactar un nuevo gobierno. El nepotismo en el
poder se termina convirtiendo en una cadena de favores para asegurar una red
clientelar que te mantenga en el cargo. A través del no cobro de una multa, la
consecución de un contrato, un puesto de trabajo para un vecino o un familiar.
Lo que el PP denuncia en la Junta de Andalucía es lo mismo que ha practicado en
el Ayuntamiento de Granada o en la Comunidad de Madrid, porque, independientemente
de las siglas, lo que hay que limitar por ley es la duración de los mandatos,
como también comentaba Jesús Lens en estas mismas páginas. Y parafraseando a
Petros Márkaris, con el que Jesús conversó en el Centro Lorca el pasado viernes
para clausurar brillantemente la tercera edición del Festival Granada Noir: “No
es el policía el que sirve para explicar la realidad, es el género negro, que
se ha convertido en el mejor método para abordar los problemas de la sociedad”.
En la serie de novelas que le han llevado al gran público, protagonizadas por
el comisario Kostas Jaritos, Márkaris retrata una sociedad al borde del
colapso. Y lo que ocurre en Grecia es extrapolable a España o a cualquier país
de Europa. Emmanuel Macron ha alertado esta semana de que los grandes peligros
a los que se enfrenta la UE son los movimientos secesionistas y el populismo.
¡Ay! Cuando pienso en nuestros políticos, siempre me acuerdo de la definición
de policía que hace Ambrose Bierce en “El diccionario del Diablo”: “Fuerza
armada que participa de los mismos actos de los que nos protege”. Pero claro,
también definía al político como “anguila que mora en el lodo sobre el que se
erige la estructura de la sociedad organizada”. Y de los escritores decía que
“dedican su imaginación a darles vueltas a las actividades de los fantasmas”.
Policías, políticos y escritores se mezclan en esta Granada Noir. Lo mismo
aprendemos mucho unos de otros.
IDEAL (La
Cerradura), 22/10/2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario