Los buenos libros están llenos de
hallazgos que te hacen levantar la vista del papel, meditar, subrayar esa frase
o apuntarla en una libreta. Y en ese espacio de reflexión el pensamiento se ha
transformado un poco, porque se trata de una revelación que da sentido a tu
vida, el milagro cotidiano de que un escritor te cuente exactamente lo que tú
querías decir. Con esas frases que seleccionamos de los libros y autores
especiales escribimos nuestra propia biografía. Es lo que ha hecho Carmen Canet
en el libro “Él mide las palabras y me tiende la mano” (Valparaíso Ediciones,
2017) que, desde el propio título, recoge aforismos en la obra de Luis García
Montero. Y hay en ese trabajo una especie de reescritura, pues Carmen Canet,
que escribe aforismos, escoge versos y frases que, aunque estaban contenidos en
poemas y novelas, renacen en un nuevo género al individualizarse en el papel. Y
es que “hay versos, imágenes, palabras que se deciden a poner patas arriba el
mundo”. En eso consiste escribir aforismos, aunque Luis García Montero no lo
haya hecho quizá conscientemente, y haya recibido como un regalo esta relectura
de su obra. La mirada de Carmen Canet mide también las palabras para ofrecernos
el pensamiento esencial del poeta y construir un breviario, una buena compañía.
Parafraseando uno de los aforismos de la propia Carmen Canet (de “Malabarismos”,
Valparaíso Ediciones, 2016), ella ha sabido transformar el fragmento en
totalidad, y llevar a este libro el resultado de la íntima conversación que ha
mantenido con uno de sus autores predilectos durante años. “Las palabras
prestadas de otros escritores son el bagaje que la lectura nos deja”, escribe
Carmen. En este sentido, los libros que fundamentan esta selección son todos
los libros de poesía publicados por Luis García Montero desde 1980 hasta la
actualidad, así como sus novelas, por lo que esta lectura define a un autor cuyas
reflexiones, como la propia Canet explica, “conforman un ámbito de lucidez
donde la identidad y la voz propia de su implicación moral, honesta y militante
rebasa lo puramente literario”. Y de la lectura de este libro eso resulta
incuestionable, aunque vivamos en una ciudad que presta mucha más atención a
las máscaras y al personalismo, y donde la envidia se cobra precios que la
inteligencia no siempre puede pagar. Aunque yo prefiero las obras a los
personalismos, y a veces incluso a las personas. “Él mide las palabras y me
tiende la mano”; eso es lo que solemos pensar los lectores de Luis García
Montero.
IDEAL
(La Cerradura), 10/12/2017
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