Pues
ha tenido que venir Marta Sánchez a rescatar el orgullo español, poniéndole la
letra al himno nacional, que es una marcha algo descafeinada, pero que puede
convertirse en una declaración patriótica y al menos servirle a Sergio Ramos
para pensar en algo concreto cuando se toca el corazón antes del comienzo de
los partidos de la selección de fútbol. En Marta Sánchez, por ejemplo. Y es que
la patria anda un poco desanimada con esto de no tener presupuestos, que quizá
se aprueben en el mes de junio. ¿Serán unos presupuestos para seis meses? Lo
mismo es un nuevo método para ajustar las cuentas públicas. Rajoy espera a que haya
presidente en Cataluña, aunque allí no parecen tener mucha prisa. Siguiendo el
ejemplo de Puigdemont, que ya no oculta a nadie su deseo de vivir del cuento de
la independencia, la comunidad se ha tomado unas vacaciones de sí misma. Y es
que los deseos de emancipación cansan, como saben la mitad de los adolescentes
españoles, que no se levantan del sofá ni para ver actuar a Marta Sánchez.
¿Será prima de Pedro? A ese Sánchez no me lo imagino cantando esta marcha granadera:
“Te amo España, a Dios le doy gracias por nacer aquí… amarte hasta el fin”. A
Pedro le gusta demasiado guardar las apariencias. Cosa que no le importa a
Marta Sánchez, que como toda la gente que ha vivido fuera de España no siente
ninguna vergüenza por proclamar el amor a su país. Pero ya la han llamado
oportunista esos españolitos que acostumbran a mirarse el ombligo y a los que
les molesta todo lo que hacen los demás. Porque ellos no hacen nada. Y
lamentablemente nuestras instituciones y partidos están llenas de parásitos que
se dedican a poner zancadillas al contrario, aunque por ello paralicen la
aprobación de los presupuestos del Estado o del presupuesto municipal, que como
su nombre indica es el primer paso para poder gestionar una administración
pública. A eso le llaman hacer política. En Granada no se aprueba un
presupuesto desde el año 2015, pero los concejales no han dejado de cobrar su
sueldo. ¿Le duele a alguien el dinero público? Parece que sólo le duele a Marta
Sánchez: “Crece mi amor cada vez que me voy, pero no olvides que sin ti no sé
vivir”. Y así viven nuestros políticos: se van, pero en realidad nunca terminan
de irse. “Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón y no pido perdón…” Pero
es que en España nadie pide perdón.
IDEAL (La
Cerradura), 25/02/2018
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