Resulta
llamativo que el PP y Sebastián Pérez se hayan apropiado del título de una
magnífica novela de Justo Navarro, “Gran Granada” (Anagrama, 2015), para
presentar su campaña electoral. Un término que el autor utilizaba para
denominar al círculo de poderosos en la ciudad de 1963, es decir, en plena
dictadura franquista. Lo mismo ese es el modelo de Sebastián Pérez, lo que
tampoco es de extrañar, teniendo en cuenta los antecedentes del equipo de
gobierno en el que él participaba, donde según las crónicas judiciales el
nepotismo y las irregularidades urbanísticas eran la práctica habitual. En la
Gran Granada de Justo Navarro hacíamos un verdadero viaje en el tiempo, y casi
nos aliviaba no vivir ya en esa ciudad ruin donde el comisario Polo habría
detenido también y encerrado quizá a unas cuantas autoridades. Un personaje al
que el autor le ha dado continuidad en la nueva novela “Petit Paris”, que acaba
de publicar la editorial Anagrama. Y aquí Polo tiene que viajar a la Francia
ocupada para buscar cuatro lingotes de oro robados en Granada, hilo argumental
que acaso también le sirva al PP para montar su campaña. “¡Seremos un pequeño
París!”, podría decir Sebastián Pérez, que quizá sea mejor que una Gran
Granada. ¿Será ahora París la ciudad más deseada por sus vecinos? ¿La que
despierte más interés para generar empleo y riqueza? Por lo pronto, debería
generar mayores derechos de autor para Justo Navarro, que se ha visto despojado
del título de su novela y que tal vez deba encomendar al comisario Polo que
vaya a rescatar dentro de la clase política más reaccionaria el oro robado a su
creación literaria. Porque resulta increíble escuchar a algunas personas hablar
de que la ciudad recupere “la fortaleza y la grandeza que ha atesorado durante
siglos” y que “ha perdido en poco tiempo”. ¿Se refieren a la fortaleza y la
grandeza de Granada en 1492? ¿En 1963? ¿La que perdió en la nefasta gestión
económica del PP durante trece años? ¿La que ahora se va dilucidando en los
tribunales? Más que admiración, este ambicioso plan lo que da es miedo. Porque
la Gran Granada ha brillado por su ausencia durante años, y lo que siempre ha
habido es una clase política y empresarial que cree que la ciudad es suya y no
de los ciudadanos, el círculo de poderosos que tan magistralmente retrataba
Justo Navarro en su novela y que al parecer sigue en el mismo sitio donde
estaba hace cincuenta y seis años. ¡La Gran Granada!
IDEAL (La
Cerradura), 3/02/2019
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