Cuando
Luis Salvador y Sebastián Pérez salgan del Ayuntamiento de Granada, dejarán
nada más que unas cuantas polémicas, titulares de prensa, fotografías y algunos
estudios sobre sus cabezas. También una escenografía perfecta sobre el ansia de
poder y la mediocridad política, que sólo encuentra en los focos su razón de
ser. Nada de políticas públicas, nada de proyectos de ciudad, solo proyectos de
partido confundidos con proyectos personales. Pero es algo que lamentablemente
podemos decir de la mayoría de los políticos españoles que se encuentran en la
primera fila. Los políticos trabajadores y profesionales, que también los hay,
suelen estar detrás de las bambalinas. Son los que trabajan en propuestas
concretas, los que se estudian las leyes, los que sienten responsabilidad y una
verdadera vocación de servicio público. Pero resulta deprimente atender a la
actualidad local y nacional, que no va a recuperar ninguna asignatura en la
convocatoria de septiembre. Pedro Sánchez debe de tener apuntados con signos de
admiración en su agenda los teléfonos de Emmanuel Macron, Angela Merkel y el
resto de los miembros del G7, aunque no debe tener el de Donald Trump, que no
se acuerda de quién es el presidente español salvo cuando le ordena que se
siente en una silla. ¿O tendrá quizá el teléfono de sus consortes? ¿Por qué se
pagan con dinero público los viajes de las parejas de los presidentes, salvo la
saludable excepción del marido de Angela Merkel? Menuda oligarquía machista,
que organiza para sus mujeres una agenda paralela de “prêt-à-porter”. Pero es
que hasta para gobernar nuestros políticos tiran del Photoshop, y sería curioso
mezclar en una misma fotografía a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias con Luis
Salvador y Sebastián Pérez. Quizá nos salga una fórmula mágica que solucione de
golpe los problemas de la política local y nacional. Algo como 2+2(&)2+2=$.
O 2+2=$(&)2+2=$. O 2+2(&)2+2= ¡Boom! Sí, nos ha explotado el retrato de
la política local y nacional en las narices. Y es que tal vez nuestros
protagonistas solo tengan miedo a que les quiten los primeros planos, que debe
de ser el principal motivo que tienen para dedicarse a la política, porque hay
quien confunde los selfis con ir a votar y los apretones de manos con
metáforas. Por eso, en Granada, 2+2 nunca serán cuatro, ni siquiera un mandato.
Las elecciones se han convertido en una pantomima, pues los candidatos les han
perdido el respeto a los ciudadanos. Así, el resultado de las cuentas
municipales y estatales solo dependerá de la ambición de cada cual.
IDEAL (La Cerradura), 1/09/2019
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