lunes, 12 de julio de 2021

Normalidad

Nos tranquiliza oír al exministro José Luis Ábalos hablar de normalidad sobre el vodevil al que hemos asistido esta semana en el Ayuntamiento de Granada. La democracia es una partida de “Risk”, aunque la vida municipal no llega ni al “Stratego”. Sirve para que haya quien cobre un sueldo sin que sepamos muy bien por qué, bueno sí, por tratar de llevar a la realidad el guion de un capítulo de la serie “Falcon Crest”. El de los cuernos y los divorcios, claro. ¿Quién será Ángela Channing? Sí sabemos quién se cree que es Lorenzo Lamas, del que pocos recuerdan que hizo un corto papel en “Grease”, antes de dedicarse a ejercer de pecho lobo. En fin, qué tiempos en que estos juegos de vanidad nos entretenían. A mí me recuerdan más bien a una historia granadina de 1930 que leí en la hemeroteca. Un niño y una niña desaparecieron cuando jugaban en la puerta de su casa. La policía no los encontró, y los padres sospecharon que habían sido robados. Años después de la desaparición, una banda de buhoneros acampó cerca de la ciudad. Dos niños, niño y niña, fueron a pedir limosna por uno de los barrios, adonde casualmente habían trasladado su domicilio los padres de los niños desaparecidos. La madre reconoció al instante a sus hijos, y no los dejó marchar. El jefe de los buhoneros, al darse cuenta de que no habían vuelto con la recaudación de limosnas, buscó a los niños y dio con la casa de sus padres. Convenció a la madre de que había estado cuidando de ellos, pero cuando la madre, confiada, se despistó un momento, cogió a uno de los niños y volvió a llevárselo, pero ya nunca lo encontraron. ¡Ay, cantaría Lucía Garrido! ¿Quiénes serán los niños, la madre y el buhonero en esta lacrimógena historia del Ayuntamiento de Granada? Yo tengo claro quién es el buhonero y uno de los niños, y quizá la madre, pensando simbólicamente en la ciudad. Pero dejémonos de historias, ha dicho Paco Cuenca, vamos a gobernar, aunque lo haga gracias al buhonero del cuento granadino, al que quizá incluso integre en el equipo de gobierno municipal. Pues no sé si entenderíamos la moraleja, a pesar del entusiasmo socarrón del exministro de Transportes. Hombre, normal, normal… Cinco alcaldes en seis años resulta bastante esperpéntico, incluso cuando se crean Lorenzo Lamas. El problema se hubiera solucionado mucho antes si no se hubiesen antepuesto los intereses personales al interés público. Acaso la normalidad sea el principio de un proyecto municipal.

IDEAL (La Cerradura), 11/07/2021

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