Quizá habría que empezar a preocuparse cuando lo anormal se
convierte en normal, aunque, según la perspectiva, podría ser todo lo
contrario. Así, que el llamado decreto anticrisis del Gobierno se haya aprobado
gracias al apoyo de Bildu podría ser una buena noticia, prueba de que los
herederos de ETA se han integrado en el sistema democrático y han condenado
formalmente el terrorismo (algo que no ha ocurrido hasta el momento), pero
también puede ser malo, pues significa que el Gobierno apenas cuenta en estos
momentos con el apoyo de un partido que guarda muchos fantasmas –por no decir
cadáveres- en el armario. Lo mismo podría decirse de Vox, cuyos fantasmas quizá
sean más antiguos, pero que parece una formación dispuesta a convertir España
en un estado zombi, aunque ya cogobierne en algunas comunidades autónomas que,
paradójicamente, pretende eliminar. ¿No sería más coherente no participar en la
gobernabilidad de esas administraciones que considera innecesarias? Pues no.
Porque se trata de transformarlas o destruirlas desde dentro. “Andalucía, soy
tuya”, ha declarado la portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados,
Macarena Olona, y candidata de esta formación por Granada a la Junta de
Andalucía. “Hoy comienza la Toma”. ¿La reconquista? ¿La tala de las instituciones
democráticas? ¿La expulsión de los menores acogidos que tiran piedras de
destrucción masiva? También podría ser bueno o malo que ERC no haya apoyado al
Gobierno, pero que entre junto a Bildu, Junts y la CUP en la comisión de
secretos oficiales, para acallar el escándalo por el presunto espionaje a
líderes independentistas, como le ha reprochado la propia Olona, que ha acusado
además a la presidenta de las Cortes, la socialista Meritxell Batet, de “no
perder la ocasión de prostituir la Cámara”, “rendirla por completo” y
“aniquilar la separación de poderes”. Para terminar gritando: “La señora Batet
pasará a la historia como la catedrática de Derecho Constitucional que vulneró
todos nuestros derechos”. “Oh là là”, exclamaría hasta Marine Le Pen. Las
elecciones pueden ser un momento de renovación, y quizá por eso Juanma Moreno
haya decidido que sean el día 19 de junio, en pleno Corpus, para estupor del
alcalde de Granada, Paco Cuenca. Tal vez no quiera ver a Macarena Olona vestida
de gitana, si es que se rebaja a eso, aunque Santiago Abascal ya la vea con
cara de presidenta, que espero no sea la cara con la que la propia Olona ve a
la presidenta del Congreso. Como cantaba la mítica Peña Wagneriana en sus
“Hirnos de Andalucía”, “Ojú qué caló”.
IDEAL (La Cerradura), 1/05/2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario