lunes, 24 de noviembre de 2025

Caras

¿Cómo serían las caras del siglo pasado? Me lo he preguntado al leer el anuncio de un “casting” para una película que se va a rodar en Granada. Si nuestra fisonomía ha cambiado tan poco como nuestras costumbres, a pesar de los móviles, internet y la IA, me imagino que no serán muy diferentes, aunque pensemos en personas de aspecto rudo, con la piel seca y rugosa y una expresión famélica, quizá, una cara dura, que no es lo mismo que un caradura. Sobre esa parte del cuerpo que muestra y esconde al mismo tiempo todo lo que somos, abundan los refranes y los clichés. Si la cara es el espejo del alma, los ojos son sus delatores, decía el filósofo, y ahí tenemos a los portavoces de los partidos políticos, midiéndose con la mirada, poniendo buena o mala cara, acaso una careta, antes de echársela en cara al contrario y mostrar un mundo a cara o cruz, pero sin dar nunca la cara, porque nunca se les cae de vergüenza, aunque se lo pidan la UCO, la judicatura o los propios votantes, que niegan que todavía tengan el santo de cara. Quizá la productora cinematográfica se ha equivocado al poner los anuncios para encontrar caraduras. Los problemas de España no cambian de siglo. Corrupción en la clase política y aristocrática, el problema regional, insolidaridad entre los territorios, pobreza, enfrentamientos civiles, epidemias, desigualdad entre las zonas urbanas y las rurales, privilegios de las instituciones religiosas y monárquicas, ataques o intentos de someter al poder judicial o acabar con la soberanía popular, sobornos y clientelismo institucional y profesional. Incluso sigue habiendo cavernícolas que salen de las grutas para poner la cara al sol y presidentes, alcaldes y obispos que llevan escritos en la cara los diez mandamientos bíblicos o de autor. Aunque hay caras que, según las miras, se ve el sol o la luna. Quizá por eso León Tolstói escribiera en “La muerte de Iván Ilich” que, como sucede con todos los muertos, su cara era más agraciada y expresiva de lo que había sido en vida. No es cierto. Nada hay más triste ni aleccionador que contemplar un cadáver. Prefiero pensar, como Lauren Bacall, que tu vida se muestra en tu cara y debes estar orgulloso de ello. Entonces, como ahora, hay gente que no para de mirarse al espejo o hacerse selfis y otra que lo evita, porque no quieren que nadie –ni siquiera ellos mismos- puedan verla. Y es que parecen pocos los ojos para tanta cara.

IDEAL (La Cerradura), 23/11/2025

lunes, 17 de noviembre de 2025

Memorias

A cierta edad uno no sabe hasta qué punto se ha inventado sus recuerdos, si los ha cambiado o sustituido por otros más agradables o si lo que sucedió realmente ya no ocupa ningún espacio en la memoria. No sé si le ocurrirá lo mismo al rey emérito cuando habla del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, o de la transición democrática, o de lo que aprendió en la casa de Francisco Franco, que lo nombró su sucesor en 1969. Lo que sí sé es que España ha preferido olvidar muchas cosas, y que el silencio ominoso sobre nuestro pasado es lo que explica que una parte de nuestra juventud, educada en la amnesia de sus padres, hoy no se avergüence de votar a la extrema derecha. El silencio equivale a aquiescencia, como avisó Unamuno, y por eso hay quien piensa que la dictadura estuvo bien, que “con Franco se vivía mejor”, frase que se vuelve a oír en la calle como si hubiéramos viajado en el tiempo en un “600” en vez de en un “DeLorean”. Quien la dice desprecia a las miles de personas que fueron asesinadas durante la dictadura simplemente por tener otras ideas y de las que podría ser un descendiente, aunque puede que ni siquiera lo sepa. Y por eso no se sorprende al encontrar hoy día las mismas ideas recogidas en los programas electorales de partidos supuestamente democráticos. Se va a celebrar el cincuenta aniversario de la restauración de la monarquía y de la muerte de Franco, pero algunos partidos e instituciones, empezando por el Gobierno, muestran poco respeto por la democracia y por la Constitución española, que tanto dicen defender. No lo hacen cuando su objetivo es preservar sus privilegios y mantenerse en el poder a cualquier precio, exactamente igual que hacía el caudillo, porque cualquier dictador piensa que sólo él tiene la razón y sabe lo que le conviene al pueblo. Se sienten imbuidos por la gracia divina o la social, tanto da. Luego nos inquieta que la juventud española opte por opciones radicales. Pero si uno tiene problemas para encontrar un trabajo digno y acceder a una vivienda, probablemente se extrañe de que existan personas que arrastren privilegios desde la Edad Media y que encima digan que los representan. “Representarán a quien yo me sé”, eso es lo que piensan. Y es que hasta los recuerdos pueden convertirse en un privilegio. Como dijo Tierno Galván en la transición, “el que no esté colocado, que se coloque”. Eso lo aprendimos bien.

IDEAL (La Cerradura), 16/11/2025

lunes, 10 de noviembre de 2025

Pregúntale al asistente

Nuestros jóvenes son mucho más sanos que sus padres o sus abuelos. No beben, no fuman, suelen tener un mejor nivel de estudios y mayor acceso a la cultura, pero sin embargo están rodeados de desinformación, precariedad y muchos tipos de violencia. Viven en un mundo que les anima a ser guapos, fuertes y saludables, pero no saben muy bien para qué, como no se trate de lucir el tipo en redes sociales. Los medios de comunicación les bombardean con juegos, series y películas donde abundan las agresiones y las muertes gratuitas, pero luego salen a la calle y se encuentran con otros jóvenes que parecen venir de un mundo analógico y que empuñan navajas de verdad. En los últimos días el diario IDEAL ha publicado varias noticias sobre apuñalamientos en distintas circunstancias, pero circulan leyendas negras sobre atracos, peleas y persecuciones. ¿Son nuestras calles menos seguras? Quizá la gente antes alternaba más y hablaba con desconocidos tranquilamente, pero ya es raro que no se conozcan por las redes sociales. Primero se chatea y se liga online, y luego, si encarta, se queda con la persona en carne y hueso. Si es que no se prefiere al avatar, claro. Pues hay quien sólo tolera el contacto electrónico, que es más profiláctico. El sexo está sobrevalorado, te dicen. Total, un intercambio de bacterias y flujos corporales que sólo te trae enfermedades y problemas. Mejor quedar sin salir de casa. Y este tipo de noticias parecen darles la razón a los que desean recluirse y relacionarse con el mundo sólo a través del móvil o de la tableta, que hasta el ordenador les resulta ya trabajoso por tener que teclear. Si deslizas los dedos por una pantalla las palabras son más ligeras, sobre todo si utilizas abreviaturas que se leen como un idioma exclusivo. Y ahí los tenemos, guapos y con un cuerpo perfecto que se puede admirar, pero no tocar. Como mucho enviamos una foto o un vídeo que guarda toda nuestra intimidad. Ante la duda, también hay quien prefiere chatear con la inteligencia artificial, que parece saberlo todo y decirnos lo que queremos o necesitamos oír en cada momento, como si nos conociera. Por eso hay adolescentes que se enamoran de seres creados con IA, pero que luego, lamentablemente, ante la imposibilidad de mantener una relación real, se suicidan. “Pregúntale al asistente de IA”, nos susurran los programas informáticos. Sin embargo, los “chatbots” no son confidentes ni psicólogos, carecen de empatía. Mejor preguntarle a un ser humano.

IDEAL (La Cerradura), 9/11/2025

lunes, 3 de noviembre de 2025

Aviones

No sé si vendrán de Málaga los aviones que veo revoloteando por encima de la plaza de toros y que quizá deberían haber cruzado ya el Estrecho para pasar el invierno en el África subsahariana. Estarán confusos con el tiempo, como los estudiantes de esa pandilla que también toma el sol, unos vestidos de verano todavía, otros de otoño, e incluso hay quien lleva un abrigo de invierno, pues se habrá levantado temprano para ir a clase, y por las mañanas sí que refresca. La vida de las ciudades ha quedado reducida a los barrios, donde aún se puede hacer la compra en mercados y pequeños comercios, en esas antiguas tiendas de ultramarinos que ahora regentan ciudadanos de origen asiático, lo que les da un aire más cosmopolita. Aquí la gente ocupa tranquilamente los bancos y las terrazas, donde marean el café o la cerveza, no como en el centro, donde la hostelería parece ser sólo para turistas, a los que atienden los camareros con un cronómetro en la mano. Ciudades como Granada, Málaga, Córdoba o Sevilla ya sólo se enorgullecen de su pasado si pueden explotarlo comercialmente. Algunos ven por eso a los turistas como una plaga, y otros como el nuevo ganado que ordeñar, ya sea poniéndoles cañas y raciones o alquilando sus casas a precios de hotel, mientras los dueños se van a vivir al área metropolitana. Los barrios quedan para los jubilados y los estudiantes, cada vez menos, pues escasea el alojamiento. Y es una pena, pues casan bien los jóvenes y los viejos, que contemplan la vida con tranquilidad y alegría. Quizá pronto tengan que hacer sus nidos como los aviones, bajo los tejados y las terrazas. Porque quieren traer otro tipo de aviones desde el aeropuerto de Málaga, para que sigan llegando más turistas como el maná, y no vengan sólo de paso para ver la Alhambra. Lo que ya era un nombre bastante largo, Aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén, ahora tendrá un nuevo apellido boquerón. Aeropuerto Federico el Boquerón sería más corto, aunque no sé si cumpliría con el propósito. ¿Le pediremos también dinero a la diputación de Málaga? Vender las ciudades cuesta un ojo de la cara, y no sé si los ciudadanos tienen mucho interés en que se paguen con sus impuestos campañas de marketing. Me llama la atención los pocos niños que se ven en los barrios, aunque ya no sea hora de colegio. Se ofrecen aviones, viejos y algún estudiante. El reclamo de los barrios no nos valdrá para el aeropuerto.

IDEAL (La Cerradura), 2/11/2025