Me
parece bien la propuesta del PP de reformar la ley electoral y elegir a los
alcaldes directamente, si va acompañada de la posibilidad de que haya listas
abiertas y también podamos votar directamente a los concejales,
independientemente de su ideología política y del partido al que pertenezcan.
Así podríamos librarnos de tantos dinosaurios y parásitos de la política, cuyo
mayor bagaje personal es saber hacer la pelota a quien conviene y lucir un
pensamiento político correcto. Sería interesante ver a María Escudero como
alcaldesa, secundada por Torres Hurtado como concejal de Protocolo y Francisco
Puentedura como concejal de Economía, a Telesfora Ruiz como concejala de
Turismo (prepárense para el Turibus) y a Mayte Olalla como concejala de
Cultura, por ejemplo. Y lo mismo en el Parlamento Andaluz y en el Parlamento
Español, donde podrían compartir gobierno Pablo Iglesias, Mariano Rajoy, Pedro
Sánchez y Rosa Díez. ¡Boom! La política española sería más entretenida, y quién
sabe si más eficiente. Porque de lo que están hartos los ciudadanos es de ver
las mismas caras (o a los mismos caras) y de tanto tejemaneje. ¿A nueve meses
de unas elecciones van a reformar la ley electoral? “Primero escucharemos a los
partidos, luego tomaremos una decisión”, ha dicho Javier Arenas, con el
lenguaje eufemístico que le caracteriza. Es decir, que primero os dejaremos
hablar, que luego haremos lo que nos dé la gana con nuestra mayoría absoluta.
El caso es perpetuarse en el poder, siguiendo el modelo bolivariano que tanto
le gusta citar al PP. Y reformando lo que haga falta. Pero lo cierto es que el
artículo 140 de la Constitución española prevé la posibilidad de que a los
alcaldes los elijan los concejales o los propios vecinos, no así al presidente
del Gobierno, al que necesariamente deben elegir los diputados en el Congreso a
propuesta del Rey. Es una opción legislativa, por tanto. El Gobierno tiene una
oportunidad magnífica de consensuar una reforma de la ley electoral con el
resto de los partidos y sin ninguna prisa, para que podamos elegir directamente
a nuestros representantes políticos. Para ello tendrían que reformar también la
constitución y el propio sistema de partidos consagrado en su articulado, pero,
como cuando quieren les sobra voluntad política, se pondrán a ello
diligentemente. Mientras, la deuda pública sobrepasa el billón de euros, aunque
los ciudadanos hayamos tenido que raparnos al cero. Sin duda, es una gran
herencia para nuestros hijos que, en vez de pagarla, quizá decidan quemar el
Estado. La política española pesa como una losa.
IDEAL
(La Cerradura), 24/08/2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario