domingo, 15 de marzo de 2015

El miedo del portero ante el penalti

Parece Iker Casillas el símbolo de la sociedad española: le falta confianza. Cuando el delantero pone el balón en el punto de penalti, al portero le empiezan a temblar las manos, como le ocurre al electorado cuando va a coger la papeleta del voto. “¿Vendrán los vándalos?” “¿Seguirán los alanos?” “¿Habrá un cambio para que todo permanezca igual?” “¿Continuará el alcalde, aunque su victoria provoque la muerte súbita de la mitad de los ciudadanos?” Todo se exagera, todo nos molesta, como a Bloch, el protagonista de la conocida –y poco leída- novela de Peter Handke que da título a esta columna. Según los días, los medios de comunicación se mezclan: lo serio con lo sensacionalista, lo deportivo con lo rosa, el marketing con la pornografía. En medio queda un espectador –ya no es un lector- atónito, viendo cómo se transforma la realidad ante sus ojos, sin que él pueda hacer nada para remediarlo. Como un Casillas esquizoide, que escucha casi al mismo tiempo los pitos y los aplausos del estadio. Pero el caso es que aún puede parar el balón, aún puede oponerse a lo que parecía inevitable y alterar los designios de la diosa Fortuna. Es lo que piensan esas personas valientes que se han lanzado por primera vez a la arena política y sienten que, por fin, pueden cambiar las cosas. Son profesionales, empresarios, profesores, incluso escritores que abandonan el País de Nunca Jamás para enfrentarse a ese circo donde pelearán entre gladiadores y leones. Las listas electorales de los partidos están llenas de candidatos que hasta hace poco estaban al otro lado de la barrera. Y ése es un dato importante, una razón para mirar la realidad con optimismo. Aunque sólo fuera por eso, merece la pena volver a salir al campo, ponerse en la portería y enfrentarse al delantero, al que los ciudadanos le han sacado la tarjeta roja. Pero ahí sigue, lanzando balones al campo. En estos casos, lo importante es cuidar el área pequeña, que debe dominar el portero. El área pequeña es tuya, Iker, y son tuyos todos los saques de esquina. Tienes que afirmar tu autoridad, mirar a los jugadores contrarios a los ojos para que sepan quién manda. Lo más importante, Iker, es la determinación. Y cuando creas que puedes perderlo todo, cuando el miedo te muerda la boca del estómago al ver que el delantero va a golpear el balón, te yergues dignamente y depositas tu voto en la urna. Luego te pones a rezar.

IDEAL (La Cerradura), 15/03/2015

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