Durante
esta semana, los periódicos se abrían con publicidad institucional sobre el Día
de Andalucía, “el día que compartimos”. Como si realmente supiéramos lo que
significa ser andaluz o lo que el nombre de esta comunidad evoca, más allá de
lo que proclaman los eslóganes políticos o publicitarios. Vivir con certezas
representa quizá una ventaja frente a los que vivimos con dudas, pero me
sorprende que no las tengan los candidatos al parlamento andaluz, que tienen
dibujada una Andalucía distinta en la cabeza. ¿Cambiarán en su mente el mapa de
la región o el color de la bandera? Sin duda será distinta la imagen del
presidente o la presidenta de la Junta que cada uno se representa. No creo que
Juanma Moreno vea a Susana Díaz o viceversa, aunque nunca se sabe, pues a
veces nuestros temores se convierten en
realidad. Lo que sí han visto muchos
andaluces son las fotos falsas de la candidata de Podemos, Teresa Rodríguez,
desnuda en la playa, lo que habrá animado el debate político. Increíblemente,
las fotos fueron emitidas por la televisión pública, decidida a mostrar las
vergüenzas de los candidatos. ¿Será por eso que los votantes estamos hechos un
mar de dudas? Me acuerdo de lo que escribía Somerset Maugham sobre nuestra
tierra: “Y entonces pienso en Andalucía. Mi mente se abraza de pronto en su
sol, en su color opulento, luminoso y suave; pienso en las ciudades, en las
blancas ciudades bañadas de luz”. Una imagen romántica y algo tópica, como su
idea de nuestro carácter: “Me produjo la impresión de que lo único que deseaba
era ser dejada sola para poder transcurrir en paz los días que le quedaban de
vida, lejos del avance de la civilización y del fogoso apresuramiento del
progreso”. Pero es algo que sigue ocurriendo en Andalucía y en ciudades como
Granada, más incomunicada que encerrada en sí misma, reacia a cualquier cambio
en sus costumbres o en su fisonomía. La polémica sobre el Atrio de la Alhambra
es otra prueba de ello, que por lo pronto ha logrado el milagro de unir al PP,
a IU y a UPyD contra el PSOE, aunque en planos el proyecto parezca respetuoso
con el entorno y pensado para responder a las necesidades del monumento más
visitado de España. La democracia legitima las decisiones de la mayoría, aunque
eso no presuponga que éstas sean justas o acertadas. Quizá dentro de un mes la
composición del parlamento andaluz nos recuerde la de uno de los mosaicos de la
Alhambra.
IDEAL
(La Cerradura), 1/03/2015
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