La vida no es igual si uno la valora
viendo un partido de fútbol. Si la permanencia está en juego, nuestra vida
también está en suspenso. Y qué decir de unas elecciones, cuyo resultado puede
cambiar el futuro de una ciudad, una comunidad autónoma o un país. Para que
luego te digan que eres un tonto del culo, que es lo se le suele decir al
delantero que falla la ocasión que podría haberlo cambiado todo. Pero aquí
pueden serlo tanto los candidatos como los votantes. Es lo que piensa María del
Mar Villafranca, que ha cometido el error de decirlo en las redes sociales.
Total, hay propuestas políticas que objetivamente insultan más nuestra
inteligencia, aunque no se utilicen palabras malsonantes. De hecho, el PP ha
cambiado de estrategia electoral para aprovechar el traspié de Villafranca y
convertir la Alhambra en el símbolo de la estulticia granadina. Que el
Ayuntamiento no tenga competencias en la gestión del monumento y que éstas sean
de la Junta de Andalucía (se las cedió el Estado, siguiendo el dictado
constitucional) parece ser algo secundario. Se ve que el PP lo que persigue es
una verdadera revolución para que sus votantes tomen al asalto la Alhambra.
¿Sería un ejército de tontos del culo? No. Tal como está el patio, sería algo
normal, de andar por casa, pues Ayuntamiento y Junta de Andalucía se han dicho
cosas mucho peores e, incapaces de ponerse de acuerdo en algo, llevan años
desperdiciando el dinero público y tratando a los ciudadanos como si lo fueran.
Da la impresión de que mucha gente vota para mantener el sueldo, conseguir un
contrato, tener la esperanza de un futuro favor. Hemos cambiado el “do ut des”
por un “voto para que me des”, y los políticos se han convertido en
comerciantes que, más que programas electorales, elaboran publicidad engañosa.
“Vótame. Soy un tonto del culo como tú”. Y con esa cara nos quedamos los
ciudadanos después de un esperpento como las elecciones andaluzas. Si saben que
no va a salir elegida como presidenta Susana Díaz, ¿para qué se convoca otro
pleno en el Parlamento? ¿Para que paguemos las dietas de los diputados una,
dos, tres veces, y efectivamente pensemos que somos tontos del culo por
haberlos votado? Y no sé si Andalucía es ahora más plural. En Granada, quizá
haya algún partido que tenga clara no ya su ideología, sino una idea de ciudad.
Porque, puestos a ser tontos del culo, resulta evidente que unos lo son más que
otros.
IDEAL
(La Cerradura), 17/05/2015
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