lunes, 28 de marzo de 2016

Penitentes

Mientras la Unión Europea traiciona los valores democráticos por un puñado de dinero y la mayoría de los ciudadanos nos lo hemos gastado esta semana viajando o viendo procesiones, resulta un consuelo saber que hay gente dispuesta a sacrificar tiempo, recursos y relaciones familiares para marcharse a Grecia y atender a los refugiados. Personas como Isabel, que indignada por la actuación de las autoridades comunitarias, es capaz de ponerse en la piel de esas personas que mueren a la puerta de nuestras casas, aunque queramos alejarlos unos cuantos miles de kilómetros más, hacia Turquía y el fin del mundo. “¡Yo podría ser uno de ellos!”, exclama. “Ese hombre podría ser mi marido y esos niños mis hijos”. Y ni corta ni perezosa decide montar un punto de acogida en Grecia para las familias con la sola ayuda de un grupo de amigos y una pequeña ONG, Olvidados (http://www.olvidados.org). Me acuerdo de Isabel en estos días, cuando hay tanta gente manifestando públicamente su fe. Porque eso es lo que se supone que hacen, aunque algunos la confundan con la cultura y el folclore. Pero hay que tener mucha fe para abandonar a tu familia durante un mes y atender a las familias que no conoces. Fe en Dios y en la naturaleza humana. “Mis hijos entienden que hay otros niños y otras familias que necesitan ayuda para poder tener acceso a las mismas comodidades que ellos tienen”, me cuenta Isabel. “Su aportación es dejar que su madre se vaya, compartir algún juguete pequeño que esos niños puedan transportar en largas caminatas. Darles zapatillas, ropa de abrigo… No les dan las cosas que les sobran, sino que le dan a su madre lo que ellos mismos necesitan para compartirlo con otros niños”. Por eso, Isabel dice que se trata de un proyecto familiar. Porque la apoyan su marido y sus hijos, que son los que facilitan que ella pueda viajar. ¿Podría trasladarse este planteamiento a la gran familia europea? No, si la manera de asumir nuestra responsabilidad es pagar a otros países para orillar aún más el problema. Con el acuerdo entre la Unión Europa y Turquía, los refugiados han pasado a ser detenidos dentro de campos de concentración. Las imágenes de hombres, mujeres y niños luchando por la supervivencia son las imágenes de la pasión. Mientras unos tienen que jugarse la vida para sobrevivir, a otros les basta con salir a la calle para perseguir sus sueños. Luego está la gente como Isabel, capaces de transformar la realidad con sólo proponérselo. De este modo resucitaremos.

IDEAL (La Cerradura), 27/03/2016

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