domingo, 23 de octubre de 2016

La Granada andalusí

A la vista del viajero ocasional y del vecino que tiene el privilegio de vivir en el Albaicín, se encuentra la Granada islámica, el núcleo originario de la ciudad, construido alrededor de la antigua Alcazaba sobre los asentamientos ibérico, romano y visigodo. Lo explican Juan Castilla Brazales y Antonio Orihuela Uzal en el libro “En busca de la Granada andalusí” (Comares). Y es una lectura para caminantes, pues el redescubrimiento de la ciudad islámica se realiza en siete paseos que constituyen los capítulos: “La Alcazaba Antigua”, “El antiguo barrio de Axares, hoy de San Pedro”, “El barrio Blanco y la muralla del Albaicín”, “El Albaicín”, “La Medina de Granada”, “El mediodía de Granada” y “La Alhambra”; con ilustraciones de Miguel Sobrino González. De este modo, “En busca de la Granada andalusí” puede leerse como una guía histórica y cultural de la ciudad islámica, pero también como un libro de viajes. Y se trata de un viaje en el tiempo, pues acompañados por los autores logramos imaginarnos perfectamente cómo fue la ciudad hace seiscientos años. Hay descripciones técnicas, apuntes históricos, pero sobre todo un conocimiento profundo de la época que se nos está revelando: lugares como El Maristán, la Puerta de Fajalauza o el Carmen de Aben Humeya cobran un nuevo significado, y a ello ayudan las magníficas ilustraciones, que recrean la Granada de entonces. Así, tenemos la sensación de habitar en una ciudad que se ha reinventado a sí misma muchas veces, y cuyas vidas podemos revivir con sólo escoger el itinerario adecuado. Porque la ciudad originaria aún existe, aunque el Albaicín, como barrio, se vaya degradando poco a poco. La presidenta de la asociación de vecinos, Lola Boloix, denunciaba esta semana el abandono de viviendas y la pérdida de población, que ha descendido en dos mil personas en los últimos años. Algunos de esos inmuebles han sido okupados, y aumenta la inseguridad. Pero las peleas, la suciedad y los incendios no pueden ser las señas de identidad del núcleo histórico de Granada. ¿Cómo no es el Albaicín el barrio más mimado por el Ayuntamiento? Recuerdo ahora el comienzo del poema de Ibn Zarmrak, esculpido en la Sala de dos Hermanas de la Alhambra: “Jardín soy yo que la belleza adorna:/ sabrás mi ser si mi hermosura miras. Por Mohamed, mi rey, a par me pongo/ de lo más noble que será y ha sido.” La belleza de la cultura andalusí es una máquina del tiempo. Pero el descuido de ese legado nos condena a la ignorancia.
IDEAL (La Cerradura), 23/10/2016

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