A
la vista del viajero ocasional y del vecino que tiene el privilegio de vivir en
el Albaicín, se encuentra la Granada islámica, el núcleo originario de la
ciudad, construido alrededor de la antigua Alcazaba sobre los asentamientos
ibérico, romano y visigodo. Lo explican Juan Castilla Brazales y Antonio
Orihuela Uzal en el libro “En busca de la Granada andalusí” (Comares). Y es una
lectura para caminantes, pues el redescubrimiento de la ciudad islámica se
realiza en siete paseos que constituyen los capítulos: “La Alcazaba Antigua”,
“El antiguo barrio de Axares, hoy de San Pedro”, “El barrio Blanco y la muralla
del Albaicín”, “El Albaicín”, “La Medina de Granada”, “El mediodía de Granada”
y “La Alhambra”; con ilustraciones de Miguel Sobrino González. De este modo, “En
busca de la Granada andalusí” puede leerse como una guía histórica y cultural
de la ciudad islámica, pero también como un libro de viajes. Y se trata de un
viaje en el tiempo, pues acompañados por los autores logramos imaginarnos
perfectamente cómo fue la ciudad hace seiscientos años. Hay descripciones
técnicas, apuntes históricos, pero sobre todo un conocimiento profundo de la época
que se nos está revelando: lugares como El Maristán, la Puerta de Fajalauza o
el Carmen de Aben Humeya cobran un nuevo significado, y a ello ayudan las
magníficas ilustraciones, que recrean la Granada de entonces. Así, tenemos la
sensación de habitar en una ciudad que se ha reinventado a sí misma muchas
veces, y cuyas vidas podemos revivir con sólo escoger el itinerario adecuado.
Porque la ciudad originaria aún existe, aunque el Albaicín, como barrio, se
vaya degradando poco a poco. La presidenta de la asociación de vecinos, Lola Boloix,
denunciaba esta semana el abandono de viviendas y la pérdida de población, que
ha descendido en dos mil personas en los últimos años. Algunos de esos
inmuebles han sido okupados, y aumenta la inseguridad. Pero las peleas, la
suciedad y los incendios no pueden ser las señas de identidad del núcleo
histórico de Granada. ¿Cómo no es el Albaicín el barrio más mimado por el
Ayuntamiento? Recuerdo ahora el comienzo del poema de Ibn Zarmrak, esculpido en
la Sala de dos Hermanas de la Alhambra: “Jardín soy yo que la belleza adorna:/
sabrás mi ser si mi hermosura miras. Por Mohamed, mi rey, a par me pongo/ de lo
más noble que será y ha sido.” La belleza de la cultura andalusí es una máquina
del tiempo. Pero el descuido de ese legado nos condena a la ignorancia.
IDEAL (La
Cerradura), 23/10/2016
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