Granada
es la vigésima ciudad española por número de habitantes, pero es la segunda más
congestionada y la tercera más contaminada, sólo superada por Madrid y
Barcelona, incomparables con la capital nazarí en población, extensión y
riqueza. ¿Será que tenemos más coches que los que necesitamos o que nos sale
humillo de la cabeza cada vez que el concejal del ramo niega la evidencia? A cierta
hora, meterse en la circunvalación equivale a hacerlo en una ratonera, y si por
cualquier motivo vírico la ciudad tuviera que ser evacuada no se salvaría ni el
apuntador. Pero claro, Granada suele mirar hacia sí misma, y hay quien piensa
que así estamos mucho mejor, aunque literalmente nos estemos asfixiando, y no
sólo a nivel económico o político. Como si viviéramos en una saga mítica,
nuestros políticos confían en que el cierre del anillo resuelva todos nuestros
problemas, y ya me imagino a los Nazgul circulando alrededor de la ciudad,
protegiendo al Señor Oscuro de Mordor. ¿O perseguían al portador del anillo?
¿Quién lo arrojará a las fraguas de la colina roja, donde fue forjado? ¡Ay,
estos hobbits! Criaturas admirables que sólo piensan en llenar el estómago.
Resistentes y animosas, aunque nos tengan hastiados de precuelas y secuelas.
Que si la Junta y el Ayuntamiento. Que si el Gobierno y la oposición, que si el
PP y el PSOE. Parece que se intercambian el discurso, según se encuentren a un
lado u otro de la barrera. Mientras, los ciudadanos van ahogándose, respirando
contaminación mientras dan vueltas por el laberinto de carreteras que rodean la
ciudad para salir y para entrar, por lo que buena parte hace lo posible por no
moverse del sitio o del sillón. ¿Por dónde andará Frodo? ¿Lo acompañará Sam?
Entre los frikis del Señor de los Anillos se discute si los Nazgul tienen o no un
cuerpo físico, a fin de cuentas eran reyes de los hombres captados por el mal y
convertidos en espectros. Si es que te dan un anillo y mira lo que pasa, o te transformas
en Gollum o en uno de los conductores negros (de los servidores de Mordor, ya
se entiende) por el tráfico o la contaminación. A no ser que, según las cifras
del Gobierno o del Ayuntamiento, te hayas convertido en algo peor: un modelo
social gruñón y amargado antes de subirse a un coche o engrosar una estadística.
Por si las moscas, tendremos que quedarnos en casa y hacernos unos cuantos
lavados nasales. Dicen que eliminan todas las secreciones. Incluso las
políticas.
IDEAL (La Cerradura), 2/02/2020
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