La
cultura es un bien esencial, y si España fuera un país civilizado, aun en
estado de alarma estarían abiertas las librerías, como las panaderías, los
supermercados y ¡los estancos! Pero se ve que el Gobierno no se alimenta de
libros, y resulta lamentable que entre las medidas de desconfinamiento que se
están aplicando no se tengan en cuenta ni la cultura ni el deporte, dos de las
pocas actividades humanas que se pueden desarrollar plenamente de manera
individual. Puestos a activar la economía, el Gobierno debería poner en marcha
un “plan renove” de la cultura, como hace habitualmente con los vehículos, que
en la mayoría de los casos no se necesitan. Pero no podemos vivir sin
literatura, teatro, cine, música, arte; no podemos ser plenos si no vamos un
rato a esos templos multiculturales que son las librerías, a contemplar la vida
a un museo, o si otros mundos que están en este no se revelan ante nosotros en
la semioscuridad de la sala de un teatro o un cine. Puestos a proponer
incentivos, el tipo del IVA tendría que ser de un 0% para todos los productos y
servicios culturales, y las Administraciones públicas –como, por cierto, ha
hecho muy bien la Junta de Andalucía- deberían invertir en libros, para que
todos los libros –y no sólo los de texto- fuera gratuitos o accesibles –previo
pago de los derechos de la propiedad intelectual pertinentes- en todos los
niveles educativos, incluida la universidad. Pero quizá sea demasiado pedir a
un gobierno presuntamente de izquierdas que articule un pacto estatal por la cultura
y que piense en las libertades fundamentales de los ciudadanos y no los
aleccione con una especie de ministerio de comunicación goebbeliano o limite en
las ruedas de prensa el derecho a la información. De hecho, los periódicos
serios deberían estar subvencionados sin que ello supusiera ninguna injerencia
en la actividad informativa. Porque el derecho de la información y la libertad
de expresión –no lo repetimos lo suficiente- son la base de la existencia de
una sociedad democrática, si realmente es eso a lo que aspiramos, pues no lo
parece. Esta semana hemos celebrado uno de los días del libro más tristes que
se recuerdan, por la sencilla razón de que no podíamos ir a comprarlos y
reencontrarnos con nosotros mismos. El Gobierno tiene una gran oportunidad de
demostrar que es progresista si los incentivos culturales tienen un lugar
preferente en lo que llama “la reconstrucción del país”. Les regalo un mantra
muy sencillo para lograrlo: cultura, cultura, ¡cultura!
IDEAL (La Cerradura), 26/04/2020
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