El
caos administrativo provocado por el fin del estado de alarma sólo es
comparable al caos creado por esa medida inconstitucional que llevará ahora a
muchos ciudadanos a recurrir las restricciones que sin soporte normativo
adopten las comunidades autónomas. Porque las libertades de circulación y de
reunión sólo pueden suspenderse en circunstancias extraordinarias, y fuera del
estado de excepción (que no de alarma) los ciudadanos pueden ir a donde les
parezca. Lo entendió perfectamente Isabel Díaz Ayuso, que por eso ha arrasado
en las elecciones de la comunidad de Madrid. La gente está harta de que le
digan lo que tiene que hacer, y más cuando ven que los políticos que restringen
sus libertades hacen lo que les da la gana. Por eso ya llenan bares y playas, y
los hosteleros esperan la llegada de los turistas como los indios las manadas
de búfalos, que convertirán España en lo que ha sido siempre, desde que Fraga
acuñase la frase “Spain is different”. Un lema muy bueno para atraer a los
europeos, y para que los españoles aceptasen la rareza de un país que salía de
una dictadura. ¿Cuánto hemos cambiado? El Gobierno también espera que con la
llegada de las ayudas europeas y la recuperación económica los votantes se
olviden del calvario pasado, no vaya a ser que le ocurra lo que en Madrid.
¡Tabernarios!, podría ser el grito de guerra de las próximas elecciones, donde
efectivamente el PSOE pagará tantas arbitrariedades, aunque ahora prefiera
fomentar la barra libre. ¿Tendrá que huir Pedro Sánchez como Pablo Iglesias? El
“ordeno y mando” se ha convertido en una costumbre para demasiados políticos, a
los que les va a costar tener que volver a convencer de sus decisiones a los
ciudadanos. Curiosamente, la gestión desordenada y regional de la pandemia está
cambiando la política española. Al dejar en manos de los presidentes de las
comunidades autónomas las decisiones más problemáticas, Pedro Sánchez ha
logrado que emerjan personajes como Isabel Díaz Ayuso, que le discuten el
poder. Por no asumir su responsabilidad, va a ser borrado del mapa. Porque esto
no ha hecho más que empezar. Con la peste moderna, se ha desbordado el
populismo, y mensajes tan simplones como “socialismo o libertad” serán
repetidos una y otra vez en una campaña permanente. En plena pandemia, hubiera
sido más fácil que nuestros responsables públicos trabajaran en la misma
dirección, olvidándose de los intereses electorales. Cuántos recursos
desperdiciados. Pero nos gusta hablar de ex, de cañas y berberechos. Mejor que
estar en la inopia.
IDEAL (La Cerradura), 9/05/2021
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