Mientras
en España se discuten las posibilidades que tienen PP y PSOE de formar
gobierno, el presidente Pedro Sánchez se ha ido de vacaciones a Marruecos. Se
dice que algo importante debe de saber Mohamed VI para que nuestro país haya
cambiado su política sobre el Sáhara. ¿Apoyamos ahora las reivindicaciones
marroquíes? Según algunos servicios secretos, un programa informático para
hackear teléfonos móviles que proporcionó Israel a varios países, entre ellos a
nuestro vecino del sur, se utilizó para
pinchar las conversaciones de Emmanuel Macron o Pedro Sánchez. ¿Lo pillarían
hablando en la intimidad en catalán sobre la convocatoria de un referéndum de
independencia? Quizá por eso el presidente aparece con gorra y gafas de sol en
las fotos que de su viaje se han facilitado a la prensa, como si fuera de
incógnito. Curiosamente, en la misma sección leo que los espías de otro país
europeo, Gran Bretaña, están pidiendo autorización a su gobierno para utilizar
los datos personales de los ciudadanos en el desarrollo de herramientas de
inteligencia artificial. ¿Hasta qué punto son independientes los servicios secretos?
¿Velan por la seguridad del país a pesar de los ciudadanos y sus presidentes? ¿Crearán
un Skynet que, como en la película “Terminator”, decida acabar con la
humanidad? Afirman los expertos que un robot es un ente capaz de recopilar información
del entorno para tomar decisiones y actuar en el mundo, definición que ojalá
nos sirviera para calificar a nuestros políticos, incapaces de ponerse de
acuerdo en las cuestiones básicas de las que depende el futuro de nuestro país.
Entre ellas se encuentra la financiación autonómica, sobre la que Pedro Sánchez
imagino que llevará apuntadas algunas ideas, espero que en una libreta y no en
el móvil, para sentar las bases de un pacto de gobierno entre el PSOE, Sumar,
los partidos nacionalistas y todo un rosario de pequeñas fuerzas parlamentarias.
¿Saldrá algo bueno de todo esto? Si el nacionalismo catalán actuara con
sensatez, podría contribuir a mejorar el Estado autonómico con un modelo que
establezca un reparto equitativo de los ingresos tributarios entre el Estado y
las comunidades autónomas y una territorialización proporcional del gasto
público, haciendo que País Vasco y Navarra participen en los mecanismos de
solidaridad. Para ello habría que acabar con la idea de que determinadas autonomías
quieren robar a papá Estado, entre otras cosas porque todas forman parte del
Estado. Y que fuera un acuerdo multilateral. Pero no sé si todo el país le cabrá
a Pedro Sánchez en el equipaje de mano.
IDEAL (La Cerradura), 6/08/2023
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